Un hombre murió tras caer con su parapente en Pinamar

(PBA) La ruta 74, llegando a Pinamar, estaba atorada. El sábado a la tarde, en pleno recambio, se avanzaba a paso de hombre. De golpe, sonaron las sirenas y un operativo de emergencia impresionó a la zona. Parecía un accidente de tránsito. Eran las 17.40. Pero allí empezaba la tragedia de tres amigos que se habían reencontrado para volar en ala delta. Un accidente que dejaría a uno sin vida, a otro internado con pronóstico reservado y a un sobreviviente que aún no puede asimilar lo que sucedió.

“Habíamos llegado desde San Martín de los Andes, donde vivimos, para visitar a nuestro amigo, el instructor de vuelo. Minutos antes, yo había hecho un vuelo normal”, cuenta Gustavo. Hacían chistes, había entusiasmo, la experiencia avanzaba.

Mariano Alberto Jurguens (53) se había formado como instructor en Estados Unidos. Tenía más de 2.000 horas de vuelo y estaba al frente de Ave Fénix Escuela de Ala Delta, que funciona en el aeródromo de Pinamar. Allí, sobre la pista, organizó un nuevo despegue, cerca del kilómetro 8 de la ruta.

Esta vez se preparó Juan Francisco Quiroga (48), que había venido con sus dos hijos, de 8 y 4 años. “Estábamos acá desde el viernes y el sábado nos volvíamos al Sur”, dice Gustavo. Un viaje relámpago, tras un paso por Buenos Aires, para ver al amigo.

Se habían conocido durante los 8 años que Mariano, el instructor, había vivido en San Martín de los Andes. Ahora, radicado en Mar del Plata con su esposa y sus tres hijos, los fines de semana daba sus clases cerca de Pinamar.

“No duró mucho más de 10 segundos. Hicieron siete metros y algo salió mal. Empezaron a levantar vuelo, pero cuando estaban a unos 30 metros, se precipitaron a tierra. Chocaron contra el piso. Vi toda la secuencia. En segundos, perdí a uno. Corrí a socorrer. Mariano murió en el acto, de un paro –hace una pausa de dolor–. Llamaron a la emergencia, mientras le sostenía la cabeza a mí compadre para que no se ahogara con sangre”.

Anoche, todavía no se había determinado si lo que oscureció la tarde fue una falla técnica, un error o una ráfaga de viento imprevisible. “No sé en qué pensar hacia adelante. Eramos tres amigos, ahora estoy yo acá”, dice Gustavo.

Juan Francisco le da pelea a la muerte en el Hospital Comunitario de Pinamar, adonde fue trasladado. “Está hemodinámicamente inestable, porque tiene muchas hemorragias internas. Sufrió contusión pulmonar por el golpe, fractura de pelvis, de cuello de fémur, de clavícula, tiene una vertebra fracturada y mucha pérdida de sangre, lo que le provoca hipogolemia”, explicó ayer el secretario de Salud de Pinamar, Jorge Benítez.

Fernando Roig, presidente del Aeroclub de Pinamar, tampoco sale de la conmoción: “Es increíble lo que sucedió. Mariano era un piloto experimentado. Un gran tipo, amante de la naturaleza y de su familia”. NR