Buenos Aires, 29/03/2024, edición Nº 4153
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Boom, escasez y presupuesto: cuánto puede costar llenar el álbum del Mundial 2022

El contexto es por demás llamativo. Inédito. Los coleccionistas esperan que pase el temblor, otros pierden la paciencia, y varios niños no encuentran explicaciones. Conseguir un álbum o un paquete de figuritas por estos días no tiene ningún punto de contacto con lo que venía sucediendo en las últimas tres décadas: hay desabastecimiento, cruces entre kiosqueros y distribuidoras, y cierta economía de guerra, con ventas limitadas y una oferta en cuentagotas. Se rompió la cadena.

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Los kioscos cuelgan carteles para explicar lo inexplicable. Mientras, se multiplican las filas cada vez que se corre el rumor de un nuevo arribo de sobres. “Es común ver compras de entre 10.000 y 15.000 pesos”, cuentan, con vecinos que se molestan cuando se enteran que “le vendieron todo a uno solo”. Hay estaciones de servicio que reciben llamadas de clientes cada mañana a las 7, en un inesperado regreso del teléfono fijo. La tienda oficial de Panini destaca la falta de stock. Incluso, la demanda lleva a multiplicar hasta por cinco el precio de los paquetes en varias cuentas digitales. Eso que pasa es un Mundial. Si Italia 90 fue el de la última figurita de Diego Maradona (Upper Deck no lo incluyó en el de Estados Unidos 1994), el de Qatar 2022 tiene su anzuelo en el futuro incierto de Lionel Messi y en las buenas sensaciones que dejó el título de la Copa América pasada. Algo de furor; otro poco de marketing. Mucho de demanda fuera de control. Un sobre (a precio oficial) se consigue (cuando se puede) a 150 pesos. El álbum tiene dos precios: el tapa blanda está a 750 pesos, mientras que la versión tapa dura cuesta 3000. En total, son 638 figuritas y cada sobre trae cinco. ¿Cuál podría ser el costo final de completarlo? Siempre guiándose por los precios oficiales, dependerá de la suerte y el contexto. No es lo mismo no intercambiar cromos que hacerlo con dos, siete, quince o veinte personas. La cuenta más sencilla sería la de dividir el total de figuritas por cinco, calcular la cantidad de sobres y multiplicarlo por 150, con un costo final de $19.200. Pero eso tendría que ir de la mano del mayor golpe de suerte de todos los tiempos, o de poder intercambiar todas las repetidas. Sería la excepción a la regla.

EL ÁLBUM TIENE 638 FIGURITAS. CADA SOBRE TRAE 5 Y CUESTA $150

En el otro extremo está la posibilidad de llenarse de repetidas y no tener con quién intercambiar. De ser así, se necesitarían 952 sobres, a un costo final de $142.800. Demasiado. Y solucionable cuando la oferta y la demanda logren su punto de equilibrio: será tiempo de intercambios de figuritas en colegios, trabajos, esquinas, parques. Lo que sucede siempre. Lo que no está pasando ahora. ¿Hay un presupuesto estimado? El cálculo básico es la mejor opción, pero hay mucho más en el detrás de escena. Un velo que corrió en las últimas semanas Ernesto Mislej, data scientist y profesor en la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires: llenar el álbum no es tarea sencilla. Completarlo con el mayor golpe de suerte (dos repetidas en 128 sobres) da los famosos $19.200, pero eso puede suceder una vez en 1.052 × 10276 oportunidades. Un conteo de ceros que destroza cualquier cálculo. Motivo suficiente para abrir lo estadísticamente posible a casos más terrenales. Por un lado, Mislej calcula que alguien con suerte promedio que no intercambia necesita comprar 890 sobres, con un costo final de $133.500. Pero acumularía cerca de 3800 repetidas. Por eso, la cantidad de sobres baja a buen ritmo cuanto más se abre el grupo de conocidos, más allá de que después se entra en un beneficio marginal cuando se cruza la barrera de los 20 coleccionistas cercanos. “No hace falta tener mucha suerte, sino muchos amigos. Aunque tener muchos amigos es ser muy afortunado”, resume Mislej.

El posible último Mundial de Messi no solo desata la euforia, sino que también pone sobre la mesa otra complicación. Un efecto sobre la oferta y la demanda que no suele ser habitual cada cuatro años. No en referencia a una figurita difícil -algo que se desarmó en las primeras horas, cuando se viralizaron las celebraciones por conseguir la ansiada ARG-19 (el código de Messi en el álbum)-, sino en que esa figurita entra en la extraordinaria categoría de sticker que no se intercambia. Se abre un sobre, aparece la de Messi y se pega en el álbum. Se abre otro y aparece otra de Messi, se separa. O se pega en la computadora, en la carpeta, en el termo, en la puerta de la habitación. Se guarda cual estampita. No se cambia. ¿Cuántos sobres en promedio se necesitan para que toque Messi? Comprar hasta esperar una figurita en particular da 128 sobres. O sea, que solo buscar a Messi (o a otra figura que resulte difícil conseguir mediante intercambios) tiene el famoso presupuesto de $19.200.

Figuritas de Messi y Neymar

Valores que salen de control si se mira hacia afuera. El caso más llamativo de cara a Qatar 2022 es el del coleccionable publicado en Estados Unidos: hay sobres que traen “figuritas de edición limitada”. Es la dificultad de la dificultad. La cromo que no se intercambia a la enésima potencia. Por primera vez en la historia, la versión estadounidense incluye cromos paralelos que se insertan aleatoriamente en los paquetes y se diferencian por los bordes. El borde puede ser azul (aparece en 1/2 paquetes, en promedio), rojo (aparece en 1/26), violeta (en 1/205), verde (1/1445) o negro (aparece solo una vez). No es que no se quiera cambiar un Messi o un Cristiano Ronaldo, sino que el de borde negro será el único de todo el mundo. Una verdadera joya de colección de la que se desconoce el precio que puede llegar a alcanzar en los próximos años. Los 522.000 dólares pagados en abril por una carta edición limitada de Messi es la última gran referencia en el mercado: se destacó en una subasta por ser una versión exclusiva del Mundial Brasil 2014 (“Panini World Cup – Gold Prizm”). Un tipo de carta que suele tener cierto protagonismo entre las subastas de objetos del astro rosarino. Por ejemplo: hay cromos de la Champions o de su debut (la “Rookie card de 2004″) que fueron vendidas por más de 100.000 dólares en los principales sitios de subasta online. Números que prometen ser pulverizados. Vuelta de páginaEl interés por las figuritas de la Copa del Mundo de fútbol tiene un punto de inflexión: 1990. Tras idas y vueltas, y años sin comercialización en el país, la empresa Panini pisó fuerte para el Mundial de Italia. El Mundial inolvidable. El que marcó un cisma en la memoria colectiva. El de los bigotes, las camisetas multicolores y los raros peinados nuevos. El de los fixtures de papel, las chapitas de una conocida gaseosa (en las que nunca aparecía la “n” de Mundial para ganar el premio mayor) y del fútbol por ATC, antes del arribo de los canales deportivos. La antesala a una implosión del mapa europeo: el álbum de Italia 90 tiene figuritas de Alemania Federal, Checoslovaquia (ahora República Checa y Eslovaquia), Yugoslavia (dividida en Bosnia, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia) y la Unión Soviética (fraccionada en Rusia y otros 14 estados). Es el coleccionable de la última figurita de Maradona. El álbum de Upper Deck de 1994 (distribuido en la Argentina por Cromy) cambió las caras por las fotos de acción. Oscar Ruggeri celebra una Copa América, Claudio Caniggia y Fernando Redondo corren con pelota dominada, Gabriel Batistuta es una postal a pura potencia. Trescientas figuritas con un llamativo bonus: Alemania se incluyó en formato póster, todo completo de fábrica.

Desde Francia 1998, Panini tomó el control en el país, al mismo tiempo que el álbum pasó a tener el mensaje de “producto con licencia oficial”. Y el coleccionismo empezó a permear en todos los rangos etarios. Ya con 32 equipos, llegó el momento de la estandarización de los álbumes y del crecimiento en números de cromos: un clásico inicio de especiales plateados (logo, mascota y Copa del Mundo), para luego cumplir con la estructura de estadios-equipos-fixture. Por entonces, el coleccionable prometía una “garantía de llenado” de la distribuidora local a precios que hoy suenan irrisorios. “No existen las figuritas difíciles”, explicaban en la última página: se podían comprar por correo, a 15 centavos, más un peso por gastos de envío con un pago por cheque o giro postal. En 2002, el álbum de Corea/Japón mantuvo el diseño de su antecesor y llegó a 576 figuritas. En 2006 -ya con la leyenda de “álbum con licencia oficial”- fueron 596. Mientras que 2010 trajo como única modificación la necesidad de conseguir dos figuritas para completar cada estadio. Un formato que se mantuvo hasta Brasil 2014, el último del reinado impreso. Por aquel invierno, empezaba a surgir el álbum virtual. Un proyecto incipiente que se potenció en Rusia 2018: porque si algo necesitaban estos coleccionables que ya cruzaban los 660 stickers era “extender la experiencia” a la versión digital. Si Brasil fue la prueba de laboratorio, Rusia fue la confirmación. Se multiplicaron las descargas y los “códigos del álbum virtual” se transformaron en la llave. ¿Cómo se consiguen? Hay una opción física que es la de llenar tanto el impreso como el virtual y aprovechar los códigos QR o alfanuméricos que aparecen detrás de algunos stickers, y otra opción virtual que es la de rastrear códigos gratuitos en redes sociales o sitios de patrocinadores oficiales. Porque el papel parecía no ser suficiente. Porque el combo necesitaba seguir cubriendo todas las edades, pasar al teléfono, ser parte de la conversación. Hasta que la previa de Qatar 2022 desató la tormenta perfecta. La de un contexto por demás llamativo. Con un juguete que está al límite de astillarse si no baja la fiebre. Mientras muchos agarran las calculadoras para descifrar cuál es el límite para un producto que ingresó en el punto más alto de consumo. Ahora las figuritas también tienen su nueva normalidad. Tiempos de boom, escasez y (demasiado) presupuesto.

Metodología

Para este especial se utilizó una simulación por computadoras desarrollada en Python por el científico de datos Ernesto Mislej*. La simulación consistió en realizar 10.000 corridas de un sistema estocástico para determinar, en promedio, la cantidad de sobres necesarios para completar el álbum de figuritas del Mundial Qatar 2022 bajo cinco escenarios. Para el mismo se tuvieron en cuenta la aleatoriedad de las cinco figuritas que componen los paquetes, la repitencia de tarjetas a medida que se adquieren más sobres, la cantidad de personas involucradas en la colección y también su valor de comercialización. Para la simulación de la aleatoriedad se implementó un módulo de Python de generación de números pseudoaleatorios. Se diseñaron cinco escenarios relacionados a la “suerte” que tiene el coleccionista a la hora de completar su álbum. Para los casos de “Muy buena suerte” y “Buena suerte” se tomaron en cuenta los valores de la media correspondiente a los quintiles 1 y 2. Para “Mucha mala suerte” y “Mala Suerte”, los valores de la media de los quintiles 4 y 5. Y para la opción de “Suerte promedio” se consideró la media general de todas las corridas del modelo computacional.

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