Buenos Aires, 18/04/2024, edición Nº 4173
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Los estereotipos de la televisión argentina

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Abundan en la pantalla chica donde, a pesar de la superficialidad y discriminación, el rating marca la agenda. Qué estereotipos muestra hoy la televisión argentina y cómo influyen en la sociedad.

showmatch

Escribe Natalia Rivarola

(CABA) Hoy en día muchos de los programas audiovisuales de difusión masiva reproducen un mensaje superficial y frívolo por tener un poco más de rating. Los estereotipos abundan en la pantalla chica, que como medio de comunicación es formadora de opiniones, y en ocasiones reproduce miradas discriminatorias. ShowMatch, cuyo contenido sexista acaba de volver a la tv, es un claro ejemplo. O programas que dicen ser saludables como son los casos de ¿Qué no te gusta de vos?, por América y el recientemente levantado de El Trece, Cuestión de Peso. ¿Qué estereotipos muestra hoy la televisión argentina? ¿Cómo influyen en la sociedad?

Después de haberse tomado un año sabático y de rumores de cambio de canal, finalmente, Marcelo Tinelli volvió al aire del Trece, y con él sus programas derivados que invaden la pantalla chica con la cara de Moria Casán, Aníbal Pachano, Vicky Xipolitakis y cuanto famoso exprés se cruce por el camino del vicepresidente de San Lorenzo. Además de todo el revuelo que causó –y va a causar- ShowMatch en el marco político con el “Gran Bailando“, la vuelta de Tinelli significó también la vuelta del certamen de baile -por así decirle- más machista del país: el Bailando por un sueño.

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A pesar de que este año los productores de Ideas del Sur decidieron darle un tono más profesional con la inclusión de bailarines como Eleonora Cassano, Cecilia Figaredo, Maximiliano Guerra y Laura Fidalgo, entro otros -además del bicampeón de las dos últimas ediciones, Hernán Piquín-; también dejaron en claro que sigue siendo un reality con las participaciones de mediáticas como Karina Jelinek, María Eugenia Ritó o Vicky Xipolitakis. Porque una figura como Cassano ya aclaró que Tinelli no les va a “cortar la pollerita”. Y así, el juego que propone se complica. El Bailando funciona de otra forma. Más allá de las peleas mediáticas, que a uno le pueden divertir o no, el rol que juega la mujer como objeto sexual es denigrante. Ya que poco importa cómo baile, eso quedó en segundo plano. Lo importante es que vista prendas diminutas y coquetee con el conductor. “Los modelos que se presentan en un programa de difusión tan masivo llegan al resto de la sociedad, especialmente a los jóvenes, e influyen en su manera de actuar hacia el sexo femenino”, asegura la socióloga María Fernanda Portorrico.

Otro caso de trato peyorativo hacia la mujer se pudo ver en 2012 en la pantalla de Telefe, en el reality show conducido por Catherine Fulop, ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, que fue analizado por el Observatorio de la Discriminación en Radio y TV. En el mismo, un grupo de mujeres competía por el amor de un hombre de manera humillante, totalmente sexista. El programa se apoyaba en una serie de estereotipos que debían cumplir las candidatas: cocineras, cuidadoras, objetos sexuales, madres y sumisas.

Pero además estas mujeres –las de ambos programas- tienen que verse de determinada manera: flacas, voluptuosas y no específicamente inteligentes. Lejos de las mujeres reales, esos estereotipos son los que consume la sociedad. Sobre esto, la licenciada cree que “los adolescentes son los más vulnerables. Se puede detectar a nivel ideológico con que atención la gente mira el mensaje, la presión que ejerce la violencia simbólica en cómo actúa la persona. La presión de que si va a bailar, los chicos van a mirar a las chicas más flacas. A medida que el medio amplifica el mensaje lo que hace es hacer pensar que todo el mundo piensa de esa forma”.

El modelo de imagen que imponen los medios produce muchas veces inseguridad e insatisfacción con el cuerpo a quienes lo ven. Un físico casi inalcanzable que hace que la gente se comporte de otra manera para llegar a la perfección sugerida. Sobre este tema, la psicóloga María Celeste Sánchez cuenta que “si tenés baja autoestima algunas cosas que ves en los medios pueden llegar a desencadenar depresiones”.

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Además, no solo reproducen la imagen deseada, sino que hacen creer que el éxito depende de ella. Como en la comedia de Telefe, Graduados (2012), donde una de las protagonistas (Isabel Macedo) recién consigue alcanzar sus metas cuando logra adelgazar, tras ser discriminada en la adolescencia. O en Betty, la fea, en la cual el personaje principal termina respondiendo al estereotipo después de sufrir por no ser aceptada. “La tele reproduce que siendo obeso no podes ser feliz. Muestra que solo las mujeres delgadas y lindas pueden casarse, tener hijos y dinero. Crea ciertos estereotipos asociados al éxito y a una buena vida”, asegura Sánchez.

Gracias al mensaje de que lo estético importa más que cualquier otra cosa, hoy en día tienen lugar en la TV programas como el emitido por América, ¿Qué no te gusta de vos? Conducido por Silvia Fernández Barrios el ciclo es un reality-documental en el cual personas participan para mejorar su apariencia física. Así, mezclan historias de cicatrices de accidentes o violencia de género con la necesidad de agrandarse los pechos, la cola o una liposucción. La propaganda repite “el programa que te transforma”. Eso sí, externamente y con la sangre siempre en primer plano.

Pero si había algún programa que utilizaba la salud como estandarte ese era sin dudas el conducido por Claribel Medina, bajo la supervisión del Dr. Alberto Cormillot: Cuestión de peso; que recientemente levantaron, después de haber estado en el aire desde 2006. Con su lema “el programa más sano de la televisión”, trataba de concientizar a la sociedad de la enfermedad, a la vez que hace sufrir a los participantes exponiéndolos y burlándose de ellos frente a cámara. Exhibían su intimidad, sus aspectos más chocantes con tal de que los números suban. “Es una buena idea como proyectos de interés público, pero lo que termina haciendo más puntos de rating es mostrar en forma abusiva a las personas obesas, hacerlas quedar en ridículo”, opina Portorrico. Y ambas profesionales coinciden en que este tipo de programación es vista por el morbo de la gente. ”Observar las miserias ajenas te coloca en un nivel de superioridad”, concluye la socióloga.

A pesar de la superficialidad y discriminación, estos programas siguen siendo emitidos año tras año, en un mundo donde, lamentablemente, el rating marca la agenda.

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Fuente: nolovasaleer.com

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