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La comunidad judía celebra la Fiesta de la Libertad
“Cada hombre, aún en condiciones trágicas, guarda la libertad de decidir quién quiere ser espiritual y mentalmente, porque incluso en esas circunstancias puede conservar la dignidad de seguir sintiendo como ser humano” escribió Viktor Frankl, reflexionando sobre sus días en Auschwitz.
(Ciudad de Buenos Aires) Y en la noche de este lunes, con la aparición de la primera estrella, las comunidades judías del mundo comienzan a celebrar la festividad de Pésaj recordando la salida de la esclavitud en Egipto y a reflexionar sobre cómo vivir en una libertad responsable, en sociedad y sin opresiones.
También llamada la “Pascua judía”, esta festividad “nos invita a pensar sobre la diferencia entre ser esclavos y estar cautivos” dice a Télam el rabino de la comunidad Bet-El, Daniel Goldman, repasando los conceptos de Frankl.
Y recuerda un texto de Tzvi Bar Itzjak: “El esclavo carece de capacidad de contrastar entre tiempos sagrados y profanos, ya que el centro mismo de la esclavitud es la imposibilidad de disponer de tiempos, o sea que el objeto del esclavo es la exclusiva dependencia al trabajo y al bien material. En cambio el cautivo, es consciente de los tiempos pero no tiene otra posibilidad que depender de un otro poderoso, que instala sus tiempos (los del cautivo)”.
Todos los exégetas tomaron el motivo de la libertad como el elemento esencial de Pésaj, pero las escuelas de pensamiento tuvieron divergencias al interpretar las variantes de la esclavitud y el estar cautivo.
“Cada una tuvo en cuenta el lugar que le tocó vivir y las circunstancias históricas que tuvo que atravesar. Es por eso que, siguiendo la enseñanza de los intérpretes, esta celebración nos lleva siempre a actualizar el concepto de libertad”, explicó Goldman.
Producto de las épocas y la modernidad, pueden cambiar los modelos y las formas de libertad y esclavitud, pero -a decir de Frankl- “atesoramos una sola posibilidad de respuesta: la actitud erguida del hombre” siempre, incluso “ante un destino adverso o cuando la vida señala un destino inexorable”.
Quiere decir que la libertad o esclavitud, en definitiva, están construidas en el mundo interior de las personas, en el objetivo de la libertad y en una construcción comunitaria que tiene a la familia como un primer gran núcleo que no puede estar aislado de la sociedad en la que se realizan las personas.
Por eso en Pésaj los integrantes de la comunidad judía recuerdan y reflexionan sobre los aprendizajes que dejó la liberación de Egipto, y también revisan el concepto de libertad para identificar a los faraones de la época y para evitar caer en la adoración de los becerros de oro contemporáneos..
“Tenemos que saber cuáles son los valores que deben guiarnos en nuestro quehacer cotidiano, y adquirir conciencia de la importancia de la sacralidad de la vida en la lucha por romper las cadenas y desatar los nudos que alienan al ser humano”, advierte Goldman.
El rabino Marcelo Polakoff, presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana, recuerda que el concepto ‘pésaj’ “proviene del hebreo ‘pasaj’, que pasó al griego ‘pasjá’ y de ahí al español ‘pascua’; esta pequeña aventura etimológica tiene por objetivo dilucidar el origen del vocablo, pero fundamentalmente su sentido”, agregó a Télam.
“Según el relato bíblico, Pésaj es la historia es un pasaje que acontece con el pueblo judío desde la esclavitud en Egipto hacia su libertad, un pasaje que se constituye -a la vez- en el nacimiento del mismo pueblo, dado simbólicamente a luz al cruzar las uterinas aguas del Mar de los Juncos, abiertas por orden divina y por voluntad humana”, explica Polakoff.
¿Cuál fue la motivación de aquel grupo de esclavos comandados por Moisés para enfrentarse al imperio más poderoso del mundo de ese entonces?, consulta Télam.
“Una idea hermosamente simple y revolucionaria: que aquello que así es ahora, no necesariamente debe seguir siendo así por siempre”, explica Polakoff, quien actualmente dirige el destino espiritual de la comunidad judía de Córdoba.
Y también reconceptualiza una de las enseñanzas tal vez más profundas que deja Pésaj: “Todos los faraones, los de antaño y los actuales, buscan convencer a sus pueblos de que el orden social es un espejo exacto del orden natural. Y si éste es eterno, cíclico y repetitivo, pues entonces la sociedad debiera moverse con iguales e inamovibles cánones. Una manera muy elegante y eficaz de dominación”, advierte.
“Es que si los descendientes de los ratones por siempre serán ratones, ¿por qué suponer acaso que una esclava alguna vez podría parir a un ser humano libre?”, ironiza Polakoff.
Y ante este exacto paradigma se rebelaron los judíos del faraón de Egipto, “en la primera gesta libertadora que registra la historia”, recuerda el rabino Goldman.
“Una lección que aún hoy tiene total vigencia cuando bajo otros matices y en otra época, todavía hay quienes pretenden convencernos de que las cosas siempre serán así”, enfatiza Polakoff.
Goldman se interroga, también, sobre si estamos preparados para la libertad.
“Las casas judías comienzan a prepararse para dar la bienvenida a Pésaj, que tiene como eje el encuentro alrededor de la mesa familiar y que apela a recordar la salida de la esclavitud de Egipto, tal como lo registra el bíblico libro de Éxodo en su capítulo 12. Y para ello la propia tradición hebrea destaca, por ejemplo, una serie de símbolos como la ‘matzá’”, explica.
Y describe a este “pan ázimo como una suerte de fina masa que nos recuerda que cuando Moisés logró doblegar al Faraón egipcio, los israelitas tuvieron que apresurarse para salir del cautiverio a la libertad, careciendo de tiempo para que sus panes pudiesen levar en el horneado”.
Y agrega que “eso es tal cual lo que los maestros nos enseñan sobre el paso de una situación a otra: muchas veces se produce con tanta ligereza que no tenemos oportunidad para preparar el alimento como hubiésemos deseado. Pero en tanto el alimento no falte, el ánimo de libertad como valor, debe superar a cualquier deseo de materialidad”.
“Esperar a que el pan fermente en aras de perderse la oportunidad de emanciparse, de acceder a esa libertad deseada es profanar el tiempo”, reflexiona.
Ambos rabinos, bajo este mismo paradigma, desearon que esa ‘matzá’, el alimento de la esperanza y la libertad como gustaron llamarla, “no falte en la mesa de ningún argentino”.
Y que tampoco falte el interrogante, otro elemento fundante de Pésaj cuando, en familia, se hace la misma pregunta todos los años: ¿por qué fuimos esclavos en Egipto?, ¿Es este año igual a otros?, “preguntas que no pueden dar respuestas satisfactorias sino aportan a la libertad de la sociedad en la que vivimos”, afirma Polakoff.
“Hay que pensar nuevas categorías para la libertad porque de nada sirve que mi comunidad sea libre si el resto de las comunidades son esclavas”, reflexionó Goldman.
Eso es Pésaj, un andar y desandar permanente para lograr identificar las esclavitudes actuales y lograr una libertad responsable sostenida sobre la rica historia y tradición de este pueblo milenario.
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