Información General
El joven baleado en la cabeza se encuentra muy grave
En el Hospital Pirovano
Eric Milton Ponce, de 29 años, permanecía anoche internado en estado crítico en el Pirovano.
(CABA) A unos 15 metros de los juegos infantiles de la Plaza Alberdi de Saavedra, una pelea entre unos jóvenes del lugar y unos hombres que estaban en una fiesta familiar terminó con un muchacho de 29 años baleado en la cabeza. El autor del disparo fue un policía de la Bonaerense, quien ya fue detenido junto a su hermano de la Metropolitana, acusado de encubrimiento. Ambos se entregaron después de los serios incidentes en la comisaría de Villa Urquiza producidos ayer a la madrugada. La víctima, Eric Milton Ponce, continuaba anoche internado en el Hospital Pirovano en estado crítico.
El último parte médico daba cuenta de que Ponce fue operado para extraerle la bala de la cabeza con éxito. Sin embargo, los médicos prefieren esperar las próximas 48 horas para ver cómo evoluciona. Diego, uno de los amigos de la Ponce, dijo que tiene una probabilidad de sobrevivir de «50 y 50. No perdió masa encefálica. Tiene un hematoma y el hematoma le produjo un edema.
Poco después de las 16:30, Ponce y tres de sus amigos estaban en la plaza como lo hacen todos los domingos desde hace más de 25 años. Dos estaban sentados en un banco de concreto, mientras que la víctima y otro muchacho estaban apoyados en un coche de color verde.
Todo habría comenzado con un chiste: «El dueño le pidió a Milton que se corriese y ellos le dijeron que le tenía que dar 20 pesos porque le estaban cuidando el auto, y el hombre le respondió: ‘Los 20 pesos los tendrías que poner vos, si estás sentado en mi coche’. El tipo ‘cazó’ la broma, estaba todo bien», señaló Diego.
Este hombre entró al salón de fiestas de Machaín, entre Crisólogo Larralde y Núñez, donde se celebraba una comunión. Pero de allí salieron otros dos sujetos: «Vienen tranquilos, con cara de malos. Y uno dice ‘¿qué pasa? ¿Hay que poner plata para estacionar acá? Le digo a uno ‘no nos vamos a pelear'», continuó Diego.
Marcelo, otro de los amigos, explicó que cuando la situación estaba por desmadrarse, el sospechoso que era más corpulento le advirtió que estaba armado, pero él no le creyó. Inmediatamente después, se tomaron a golpes de puño, hasta que ese mismo hombre sacó un arma de su cintura y le apuntó a Marcelo, quien se cubrió con los brazos. Luego, el agresor se acercó a Milton y lo ejecutó a corta distancia. «Todo indica que el arma se la ha apoyado en la cabeza. La baja inercia que tiene el proyectil permitió que no haya entrado en la cavidad craneana», explicó el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.
«Después de disparar el tipo se fue caminando para atrás, sin darme la espalda. Se dio cuenta que se había mandado una cagada y volvió al salón», continuó Marcelo. Diego y Marcelo subieron a Milton en un auto y lo llevaron al Pirovano. En el viaje, la víctima alcanzó a preguntar antes de desmayarse: «¿Qué me pasó? ¿Qué me paso? ¿Me pegó un tiro?», recordaron los amigos.
Javier, el otro joven que estaba con Milton señaló que paró a un patrullero que pasaba por allí y le advirtió lo que había pasado. Entonces, un efectivo fue al salón de fiestas y dialogó presuntamente con el hermano del tirador, quien estaba hablando por teléfono. «El hombre le pasó el celular al policía y este sacó una foto al charco de sangre con su propio celular y se fue», contó a Tiempo una vecina que vio esa secuencia.
Habían pasado 40 minutos del hecho cuando llegó al lugar Emiliano Montini, un abogado de la zona y amigo de la víctima. «El lugar no estaba vallado, nos cansamos de llamar a la policía y nadie aparecía», dijo.
La impotencia de los jóvenes se descargó primero contra un patrullero que fue incendiado y contra otros cuatro que estaban en la Comisaría 49ª, a pocas cuadras del lugar. Además, la furia de los jóvenes continuó contra otros ocho coches particulares. La desprolija respuesta policial se plasmó devolviendo las pedradas que recibían. Los amigos de Milton denunciaron además que a uno de los jóvenes le quebraron una muñeca en la refriega.
Asuntos Internos de la Bonaerense separó de su cargo al sargento David César Cabaleiro, de 34 años, quien prestaba servicio en la Comisaría 2ª de San Isidro. Su hermano, José Luis, de la Metropolitana desde hace más de dos años (antes formaba parte de la Bonaerense), quedó detenido por encubrimiento, porque se cree que se llevó el casquillo.
Fuente consultada: Tiempo Argentino
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