Buenos Aires, 27/06/2025, edición Nº 4608
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Boca también se debate entre el kirchnerismo, el macrismo y el massismo

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La puja por el poder de cara a las elecciones de este año se puede ver, no solo a escala nacional, sino también dentro de uno de los clubes más grandes de la argentina.

(CABA) En paralelo a la disputa electoral para llegar a la Casa Rosada, Mauricio Macri, el kirchnerismo más puro y Sergio Massa mantienen una competencia subterránea por el control de Boca, el club que sirvió de trampolín político para la carrera política del jefe de Pro.

A fin de año, ya para cuando el país tenga a un nuevo presidente, se renovarán autoridades en el club de la Ribera, en una votación que siempre tuvo alto impacto político. Esta vez, a la clásica disputa interna entre macristas y kirchneristas, se suma un nuevo actor: el massismo.

Como en 2011, el kirchnerismo interviene con aporte de nombres y dinero en la interna xeneize con la intención de neutralizar la plataforma que Macri construyó a partir del club. Entonces, a través de tres funcionarios de jerarquía, el Gobierno logró unificar a la oposición detrás de Jorge Amor Ameal, cuyo hijo milita activamente en La Cámpora. Pero a pesar de los esfuerzos, el ganador resultó Daniel Angelici, el empresario del juego por quien Macri puso las manos en el fuego.

Este año, la puja tendrá la misma intensidad, aunque tal vez en el tablero figuren otros nombres. Macri ungiría a otro candidato que no será Angelici, de quien se distanció por supuestas diferencias a la hora de gestionar el club. ¿Quién será su hombre? Todavía es una incógnita. Aunque en la ruleta giran nombres: Orlando Salvestrini, quien trabajó en Socma y fue tesorero durante su presidencia, o José Beraldi, un ex dirigente que en las últimas elecciones jugó para Amor Ameal y quien mantiene una buena relación con Florencio Randazzo, el ministro del Interior y Transporte.

Salvestrini y Beraldi ya lanzaron sus candidaturas por separado y sin el aval directo del macrismo. “Yo voy por las mías, con Rómulo Zemborain [otro ex macrista]“, rechazó Beraldi cualquier alianza. Allegados a Salvestrini, en cambio, se mostraron abiertos a cualquier gesto del jefe de gobierno porteño.

El kirchnerismo apostará esta vez por una fórmula propia. A la inversa de 2011, la estrategia será ahora convencer a Amor Ameal de que desista de su candidatura para enrolarse detrás de la fórmula que integrarán el jefe del sindicato de los encargados de edificios y del PJ porteño, Víctor Santamaría, y Santiago Carreras, camporista y senador provincial de Buenos Aires por el Frente para la Victoria. Trabajan para este espacio el sindicalista del tabaco Roberto Digón, un referente de la oposición en la entidad xeneize, y Mariano Recalde, presidente de Aerolíneas Argentinas.

No será tan sencillo bajar a Amor Ameal por más que su hijo esté enrolado en La Cámpora. Carreras fue su jefe de campaña en 2011, a donde llegó con el respaldo de Gabriel Mariotto y Carlos Zannini. Tras la derrota, la relación no habría quedado de la mejor manera. Por las dudas, como plan B, se baraja otra alternativa para desbancar al macrismo: apostar a una figura pública. Ya dieron vueltas dos nombres: el conductor radial Mario Pergolini y el humorista Alejandro Borensztein. Ambos habrían sido sondeados por Santamaría.

Santamaría, quien integra la CGT oficialista, plantea “despolitizar” al club. Suena irónico. Pero así lo afirma: “Yo no ocupo ningún cargo público. Mi llegada a Boca no sería el desembarco del kirchnerismo“. Y en un intento de diferenciarse, menciona a Oscar Moscariello y a Enzo Pagani, dos legisladores de Pro que están en la actual comisión directiva. “Ellos usan políticamente al club a través de la fundación y de las peñas del interior“, cuestiona el gremialista.

La tropa de Massa ya puso un pie en Boca con Francisco Franconieri, actual vocal suplente. Pero el hombre que podría encabezar la lista de aspirantes será el ex legislador porteño Diego Kravetz, el armador político del Frente Renovador en la ciudad de Buenos Aires.

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En medio de este berenjenal, aparece un frente electoral con un llamativo eslogan: “Ni Balcarce 50, ni Bolívar 1: Brandsen 805“. La leyenda hace referencia a los domicilios de la Casa Rosada, la sede del gobierno porteño y la del club. La impulsa el Frente por la Identidad Xeneize, un nicho en el que coinciden socios e hinchas que no comulgan con las agrupaciones que están impulsadas por algún sector de la política. Es una suerte de indignados, que “no quiere que Boca se convierta en una unidad básica o en trampolín político“, según lo define Claudio Giardino, uno de sus referentes.

Más allá de las candidaturas, otro actor de la trama será la barra brava. Sumida en una feroz interna por su liderazgo, los referentes ya negocian los respaldos con todos los sectores. En algunos casos, la negociación se plantea en combo: los barras pactan por apoyo a la campaña en Boca, pero también por “trabajos” para las elecciones nacionales de octubre. En definitiva, sus benefactores son los mismos.

Fuente: La Nación

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