Policiales
Roban y asesinan a una joven diseñadora en su departamento de San Telmo
La victima tenia 29 años y trabajaba en un local de diseño en Recoleta. Dos días antes había cambiado la cerradura de su vivienda porque le sacaron 350 dólares que tenía escondidos. Fue estrangulada.
(CABA) Celina Bergantiños (29) tenía el sueño de viajar. Por eso, con esfuerzo, venía ahorrando algunos dólares y euros que tenía escondidos en su pequeño departamento de San Telmo. Vivía sola en un ambiente con entrepiso en un edificio tipo inquilinato sobre la calle Bolívar al 700. Allí la encontraron estrangulada el sábado a la tarde luego de que su padre, alarmado porque no atendía sus llamados, alertara a la Policía.
Cuando los efectivos de la comisaría 2° (ubicada a cuatro cuadras) entraron al PH se toparon con un fuerte olor a gas. Acto seguido descubrieron que el asesino de la chica había dejado dos hornallas abiertas presumiblemente para generar una explosión que ocasionara un incendio y, así, ocultar el crimen.
“De casualidad no volaron todos por el aire”, comentó una fuente de la investigación a cargo de la seccional de la zona y la División Homicidios de la Policía Federal.
En el lugar los agentes también se encontraron con un vecino herido: en paralelo a la llegada del padre de Celina al edificio, un joven que estaba podando una planta sobre una escalera vio el cuerpo tirado y del susto perdió el equilibrio y se cayó, por lo que debieron darle ocho puntos de sutura.
De acuerdo a la autopsia, la joven –empleada de una casa de diseño– fue asesinada entre la tarde y la noche del viernes, unas 18 horas antes de que se realizara la autopsia. Al principio se pensó que la habían apuñalado en la yugular pero luego se determinó que esas heridas eran superficiales.
Su asesino la estranguló con sus manos luego de intentarlo con un cordón que ella agarró en un claro signo de defensa. Además, al revisar el cuerpo, se descubrió la huella del taco de un zapato de hombre marcada en el pecho de la chica.
Ayer la principal hipótesis apuntaba a su círculo íntimo o, al menos, a alguien que ella conocía. La razón: para acceder al sector de los departamentos desde la calle se deben pasar tres puertas con sus respectivas llaves y ninguna había sido forzada. En cuanto a la puerta de su departamento (ubicado en el primer piso, al fondo), también estaba intacta aunque ella había cambiado la cerradura días antes luego de sufrir un robo.
Celina venía de una familia de seis hermanas y se había alquilado la casa (de un ambiente con entrepiso para la cama y un pequeño baño y cocina) hacía unos seis meses. Allí, todos los viernes la visitaba su hermana menor, de 18 años.
Siguiendo esa rutina la adolescente tocó el timbre sin éxito el viernes pasado, según contaron los vecinos, pero Celina no atendió ni ella pudo pasar debido al cambio de cerradura.
“La víctima trabajaba como empleada en una casa de diseño y hacía un mes y medio la habían trasladado del local del Centro a uno ubicado en al Buenos Aires Design, en Recoleta. Parece que estaba contenta porque había empezado a ganar un poco mejor. Como trabajaba sábado y domingo, tenía franco jueves y viernes”, agregó uno de los investigadores.
Según pudo reconstruir la fiscal Paula Asaro, a cargo del caso (ver “Dos homicidios…”), un vecino del inquilinato vio a la chica por última vez el jueves. “Salió del departamento y le comentó que había tenido que cambiar la llave de su casa porque la habían robado”, contaron las fuentes.
Esto fue corroborado por la fiscal Asaro, pese a que Bergantiños no hizo la denuncia policial. El robo se produjo el miércoles, dos días antes del crimen. “La chica llamó a la mujer que le alquilaba el departamento y se quejó porque le habían robado 350 dólares que tenía escondidos. Entonces la dueña mandó a un cerrajero y le cambiaron la combinación. Le dio dos copias de la llave”, agregaron las fuentes.
Este detalle resultó clave el sábado cuando la familia de la chica, preocupada porque no tenía noticias de ella, intentó entrar a su departamento del primer piso y no pudo abrir la puerta. Entonces el padre fue a la comisaría y se descubrió el crimen.
Cuando la Policía entró al PH, luego de cerrar el gas, se encontró con algunos sectores revueltos, principalmente el placard. Tras hablar con algunos testigos se determinó que faltaba una computadora personal y también el celular de la víctima.
Fuente consultada: Clarín
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