Cultura
Relatos Salvajes subtitulada: ¿qué pasa con el cine nacional para sordos e hipoacúsicos?
Gracias al rotundo éxito de Relatos Salvajes, el mes pasado se propusieron funciones especiales con subtítulos para personas hipoacúsicas y sordas. Pero, ¿qué pasa con las demás películas nacionales? Las personas con esta discapacidad no tienen la opción de disfrutar de los otros trabajos de habla hispana en el cine. Empresarios que no cumplen la ley, organizaciones que tratan de hacerse cargo de todo y una deuda que se llama inclusión social.
Escribe Natalia Rivarola
(CABA) Decir que Relatos Salvajes es el éxito cinematográfico del año queda chico. El film de Damián Szifrón no para de romper récords y cosechar elogios alrededor del mundo. Tras ser aclamado en los festivales de Cannes y San Sebastián y superar los 3 millones espectadores , la película argentina, en un gesto de inclusión, comenzó a proyectarse desde el jueves 9 de octubre en la pantalla grande con subtítulos para personas hipoacúsicas y sordas.
La iniciativa comenzó a llevarse a cabo en los Espacios INCAA Cine Gaumont y Artecinema, donde en sus primeras funciones más de 2 mil personas con dificultades auditivas pudieron disfrutar de la película del momento. Gracias al éxito de esta experiencia, se agregaron 16 nuevas salas con el apoyo de Warner Bros Pictures, en los complejos Cinemark, Hoyts y Village Cines de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires y algunos del interior del país.
Pero, ¿qué pasa con las demás películas nacionales? Gracias al éxito rotundo que tuvo la de Szifrón se propusieron estas funciones especiales, sin embargo las personas con esta discapacidad no tienen la opción de disfrutar de los otros trabajos de habla hispana en el cine. Tienen como única alternativa las películas extranjeras o ver las nacionales por internet con subtítulos, perdiéndose el impacto visual que brinda la pantalla grande.
Según datos de la comunidad Cochlear Tecnosalud S.A., entre el 1 y el 2 por mil de los recién nacidos en el país son sordos profundos o severos. Ese porcentaje representa entre 2.000 y 3.500 casos anuales. Para que todos puedan disfrutar del arte, la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos inició en 1998 el programa Sin Barreras, un ambicioso desafío que trata de dotar a las salas de teatros y cines del país con un sistema de aro magnético que permite amplificar el sonido y una transmisión directa de éste al audífono, sin los efectos adversos de la distancia o el ruido de fondo.
El aro magnético es una tecnología muy simple y accesible, que se instala por única vez y cambia notablemente la experiencia de las personas con audición reducida. Desde 2005, en la Ciudad de Buenos Aires entró en vigor la ley 1870 que obliga a los cines y teatros a proceder con su instalación, cosa que hasta hoy continúa pendiente en muchos espacios.
Si bien la MAH lleva más de una docena de sistemas instalados -la primera donación fue en 1998, al teatro porteño Maipo-, la ONG no puede cubrir todas las necesidades del sector y, además, la ley es muy clara: les corresponde a los empresarios realizar esa inversión.
Aunque no hay datos actualizados de la situación, en 2012 – siete años después de haber entrado en vigencia la mencionada norma- desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, la doctora Alicia Pierini había admitido que el porcentaje de cumplimiento aún era muy bajo: tan sólo de entre un 20 o 30 por ciento de las salas.
Las organizaciones llevan una larga lucha para que todos puedan acceder al cine nacional. Es por ello que la Mutualidad también organiza hace más de 10 años el Ciclo de Cine Argentino Subtitulado, una actividad a través de la cual se proyectan películas nacionales con subtítulos en español para acercar a la comunidad de personas sordas e hipoacúsicas al cine local. Así, por ejemplo, el domingo 29 de junio de este año pudieron disfrutar de la proyección de Metegol, película dirigida por Juan José Campanella que había sido estrenada el 18 de julio de 2013.
Además, la falta de acceso a los films en cartel es total porque a pesar de que pueden ver los extranjeros, ese subtitulado no es para sordos. El manual de subtitulado para personas sordas producido en conjunto por el AFSCA, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, la Confederación Argentina de Sordomudos (CAS) y el INADI explica cómo debe hacerse para el que no escucha. Tiene que decir en algún lado los sonidos, por ejemplo el de cierre de una puerta, ya que es fundamental para desencadenar toda una acción que el que no escucha no puede enterarse.
Es necesario que se cumplan con las políticas de inclusión para que todas las personas puedan disfrutar de algo tan maravilloso como es el séptimo arte, y no que deban esperar un año después del estreno de la cinta para verla en una función especial. Código Postal (2003), de Roberto Echegoyenberri, fue la primera película nacional que contó desde su estreno con una copia 35mm para sordos e hipoacúsicos. Ojalá que se tome como ejemplo lo que hicieron con ésta, o ahora con Relatos Salvajes, y comiencen a proyectar de la misma manera todos los films, para que el día de mañana la inclusión social sea algo normal y no noticia.
Fuente: Nolovasaleer
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