Buenos Aires, 28/06/2024, edición Nº 4244
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Larreta mete un pie al mar

El jefe de gobierno arrancó en San Bernardo y Pinamar el año en el que se juega su futuro político. Los diálogos con Macri, la dura respuesta al kirchnerismo y la incómoda defensa del ministro D’Alessandro

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Fue la primera incursión electoral del año en el que se va a definir su futuro político. Horacio Rodríguez Larreta puso primera como precandidato presidencial en recorridas y encuentros con vecinos y turistas en la Costa Atlántica. Se trató de su reaparición pública después de los días que pasó en el exclusivo country patagónico Cumelén, donde tuvo al menos tres encuentros -dos sociales y uno personal, extenso- con Mauricio Macri.

El jefe de gobierno porteño llegó a las playas bonaerenses en medio de las críticas del kirchnerismo -y de contenidas murmuraciones en la oposición- tras el pedido de licencia que presentó su ministro de Seguridad, Marcelo D’Alessandro, originado en la difusión de chats obtenidos de manera clandestina del teléfono celular. Por esa operación de inteligencia ilegal se revelaron supuestas conversaciones con Silvio Robles, vocero del presidente de la Corte, Horacio Rosatti, y con el empresario de las grúas, Marcelo Violante, entre otros.

Es la segunda vez en pocos días que el titular de un área tan sensible como la seguridad quedaba como blanco móvil del kirchnerismo. Por otra filtración clandestina, se conoció que D’Alessandro participó de un viaje con jueces, directivos de medios, empresarios y un agente de inteligencia a la estancia del magnate británico Joe Lewis, en Lago Escondido, en la zona cordillerana sur de Río Negro.

Antes de iniciar una recorrida por las playas pinamarenses, donde no se negó a ninguna selfie que le pidieron a su paso, Rodríguez Larreta defendió a su ministro de Seguridad, aclaró que no renunció sino que pidió una licencia -que supone un plazo para su regreso- y acusó al oficialismo de estar detrás de “un atentado a la privacidad”. Sin medias tintas, calificó como “un golpe tremendo a la democracia” la difusión de comunicaciones “íntimas”, y evitó ahondar en el contenido.

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Es que Larreta le cree a D’Alessandro y a la versión que le dio acerca de que los chats de su cuenta de Telegram que se difundieron fueron alterados. “Muchos de los mensajes fueron editados y tergiversados”, dijo el jefe de gobierno porteño, durante la conferencia de prensa que dio en un predio ubicado frente al mar.

“El escándalo tiene que ver con el espionaje ilegal en la Argentina”, insistió Rodríguez Larreta, que arrancó el año en el centro del ring político porque el kirchnerismo lo empujó a ese lugar tras el fallo de la Corte Suprema, que le dio la razón en su pelea por la coparticipación federal. Ese fue el inicio de una embestida que el kirchnerismo encaró contra el Poder Judicial y la oposición.

Los chats son esgrimidos por el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner como una prueba de ácido de que el Poder Judicial y Juntos por el Cambio forman un mismo cuerpo, con el objetivo de quitar de la carrera electoral a la vicepresidenta y forzar, así, una derrota del peronismo. La conversación entre D’Alessandro y el vocero de Rosatti sobre, supuestamente, el fallo de la coparticipación y la conformación del Consejo de la Magistratura documenta, para el universo K, esa combinación espuria.

Más allá de lo que haya manifestado en público, Rodríguez Larreta sabe que quedó en medio de fuegos cruzados. Es que haber sido elegido por el kirchnerismo como el principal enemigo generó de manera inmediata cierto recelo en el entorno de dos figuras centrales del PRO, que son, a la vez, sus adversarios en la carrera por la presidencia: Patricia Bullrich y, en cierto punto, Macri.

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El ex presidente y el jefe de gobierno ya tuvieron su cumbre en Cumelén. El resultado de esa tertulia puede asumirse por un silencio que aturde: la falta de una foto de ocasión expone tanto al ex presidente como a su retador: Rodríguez Larreta le dice a sus íntimos que no estaba prevista una instantánea y que del contenido de esa charla no va a ser él quien ventile pormenores. Mauricio Macri todavía no dijo nada, mientras prepara la que será, el próximo jueves, la presentación de su libro “Para qué”, en Mar del Plata.

En la conferencia de Pinamar, de hecho, a Horacio Rodríguez Larreta le preguntaron sobre si hablaron de candidaturas, principalmente la del anfitrión: “No dijo ni que sí ni que no va a ser candidato”, manifestó el jefe de gobierno, que bajó en Trirremes a la playa y caminó hasta la Avenida Bunge y, luego, fue a recorrer el centro comercial ubicado en Libertador.

Mauricio Macri -que se reunirá con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, el que le puso la túnica ritual con la que Lionel Messi levantó la Copa del Mundo- mantiene la incógnita sobre su futuro, mientras se mueve a veces como consejero, a veces como mentor, y más veces como candidato. Según se pudo saber, Patricia Bullrich ya tiene agendado un encuentro para los últimos días de enero.

La presidente del PRO mantiene la palabra que dio en la última reunión que tuvieron en noviembre en un hotel del centro porteño con Macri, Larreta y varios invitados, donde acordaron usar una línea roja para evitar que las tensiones se fueran de madre. Ese encuentro, del que tampoco se difundieron fotos, hubo un compromiso de que se frenaría la escalada entre Bullrich y el jefe de Gobierno.

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Pero esa paz podría entrar en las próximas horas en crisis. Es que la resolución del caso D’Alessandro generó en el entorno de la presidenta del PRO fuerte malestar. “Si hizo algo malo, se tiene que ir y si no hizo nada, hay que defenderlo, sostenerlo y mantenerlo en su cargo. La licencia es una solución a medias que no deja conforme a nadie, solo a Horacio”, decía anoche uno de sus colaboradores.

La coparticipación

El jefe de Gobierno tomó la decisión de encarar este año crucial para su futuro político con un solo objetivo: ganar la PASO de Juntos por el Cambio y si es contra Macri y Bullrich, mejor. Una competencia le permitirá, al mismo tiempo, evitar el tutelaje del ex presidente y consolidar la jefatura en Juntos por el Cambio.

La profundización de la pelea con el kirchnerismo, en esa lógica, fortalece las expectativas porque lo pone del lado de los duros, de los halcones. Por eso no apuró una definición de la Corte Suprema sobre la causa principal de la discordia: la devolución de los 2.95 puntos de coparticipación federal que ordenó el máximo tribunal que le reintegren a la ciudad de Buenos Aires.

El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner no sólo que no está dispuesto a cumplir esa cautelar, sino que pretenden someter a los ministros de la Corte a un juicio político que no cuenta con los votos mínimos para avanzar en el recinto.

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“La ciudad de Buenos Aires tiene su presupuesto aprobado. Recursos no le falta. No depende de la plata de la coparticipación para gestionar. El problema lo tiene ahora el kirchnerismo que está violando una decisión de la Corte y la Corte, que no puede hacer un cumplir su cautelar. Vamos a esperar. Apenas se ordene pagar y el Estado Nacional lo cumpla, se van a bajar los impuestos, como fue prometido”, explicaban ayer.

La política en la Costa

Larreta primero fue a San Bernardo, en el Partido de la Costa, que gobierna el kirchnerismo; y luego a Pinamar, a cargo de Martín Yeza, uno de los intendentes jóvenes que tiene el PRO. Esa elección tuvo una lógica que el propio jefe de gobierno expresó durante el contacto con la prensa frente a la playa, en Avenida del Mar y De los Trirremes. Habló del contraste entre ambas gestiones, la primera afectada por la falta de agua y construcciones en riesgo de derrumbe por el avance del frente marítimo, y la segunda con reformas y un reordenamiento urbano y costero.

La Costa Atlántica se puso en las últimas horas como el centro de gravedad de la política en el arranque de un año eminentemente electoral. Los actos del presidente Alberto Fernández, los del gobernador Axel Kicillof y las recorridas y actividad de los principales dirigentes de la oposición indican que las localidades balnearias, con epicentro en Mar del Plata, Pinamar y el Partido de la Costa, serán los escenarios elegidos para el debate público de cara a las próximas elecciones.

De hecho, el sábado habrá una reunión de los equipos económicos de la UCR y el PRO, y una foto conjunta de Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y precandidato presidencial; y Rodríguez Larreta, jefe de gobierno porteño y también anotado en la carrera nacional. Si bien hablarán de la economía y los planes de estabilización sobre los que vienen trabajando, también será un gesto hacia la interna de la coalición opositora.

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Ni Patricia Bullrich y menos Macri mantienen una relación fluida con las estructuras del partido radical. Larreta, en cambio, cultiva ese vínculo y apuesta a un acuerdo que le permita robustecer una propuesta que contenga a los dos socios principales de JxC. Lo cierto es que en el encuentro del sábado presentarán sus propuestas Eduardo Levy Yeyati, Hernán Lacunza y Javier Okseniuk, que trabaja con los equipos de Martín Lousteau.

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