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La escuela de música que le cambia la vida a los chicos y chicas de barrios populares
Los integrantes de distintas orquestas-escuela de provincia y ciudad de Buenos Aires brindaron el último concierto en la Usina del Arte. La iniciativa tiene como objetivo “visibilizar la labor, promover la educación musical y garantizar la continuidad de estos espacios” en barrios populares, con un repertorio que incluye música popular, académica, de películas y hasta de videojuegos.
Estudiantes de distintas orquestas-escuela de provincia y ciudad de Buenos Aires brindaron el último concierto de la “Semana de las orquestas escuelas” en la Usina del Arte, iniciativa organizada por el Centro Artístico Solidario Argentino (CASA) para “visibilizar la labor, promover la educación musical y garantizar la continuidad de estos espacios” en barrios populares, con un repertorio que incluye música popular, académica, de películas y hasta de videojuegos.
Es la primera vez que John Calla (12) forma parte de un concierto y es el primero de su familia en convertirse en músico. John vive con su mamá, su papá y su hermano menor en la villa 1-11-14 y asiste hace tres años a la orquesta-escuela del barrio ubicada en la iglesia Madre del Pueblo, donde aprendió a tocar el violín gracias a los docentes del CASA.
“Cuando toco el violín siento una liberación”, dijo el niño y agregó: “Siento que soy libre y que nadie me puede juzgar. La orquesta es un lugar donde me puedo relajar”.
Cerca de las 9, unos 20 integrantes de la orquesta del Bajo Flores se reunieron en esa sede, lugar donde aprendieron y ensayan cada sábado gracias a las clases de música gratuitas para niños y adolescentes organizadas por la asociación civil, que además entrega a cada estudiante instrumentos a modo de préstamo, para que puedan continuar practicando en sus casas.
En esta orquesta-escuela que existe desde hace más de diez años, los alumnos aprenden piano, guitarra, violín, trompeta, trombón, corno, flauta traversa, clarinete, percusión, teclados, canto, entre otras destrezas artísticas.
“Lleva tiempo aprender a tocar -afirmó John- pero con dedicación todo se puede, voy todos los sábados, las profes son buenas, te enseñan poco a poco, y ensayo todos los días en mi casa”, añadió.
Por su parte, su mamá Graciela Morales (32), que se dedica a la costura, expresó que la orquesta es importante para que “los chicos no estén en la calle” y compartió su preocupación: “Vivimos en un lugar donde la droga está muy cerca, y hay gente que ya va mirando a los niños como si fuera una pesca. Para que no tengan esa vida, es mejor que esté ocupado, y le gusta la orquesta”.
En la Usina interpretaron un amplio repertorio como profesionales, entre ellos, el Himno a la Alegría de Beethoven; Sariri, una música andina; “Can Can” para la ópera Orfeo de Offenbach y la chacarera “Puente carretero” de Los Carabajal.
Antes de iniciar la chacarera, Geraldine Lara (19) demostró la potencia de su “oído absoluto” y pasó al frente en el imponente escenario del auditorio principal para iniciar la afinación grupal con su violín.
“Tener oído absoluto significa reconocer a qué nota pertenece cualquier sonido, no solo de música”, explicó.
La joven, que vive en el Bajo Flores cerca de la iglesia donde ensayan, fue por primera vez solista durante la chacarera, que fue acompañada por bombos, y recordó que aprendió gran parte de su destreza instrumental en la orquesta escuela del barrio, donde asiste desde los 11 años.
En la actualidad, estudia en conservatorio y ayuda a estudiantes iniciales a dar sus primeros pasos en la sede de CASA.
“La escuela de música le cambia la vida a los chicos, y a mi también. Yo siento que encontré un lugar. Conocemos otro mundo, por ejemplo la Usina, yo nunca había pisado un teatro, fuimos a varios lugares así”, destacó la joven estudiante y añadió orgullosa que gracias a la ayuda de sus profesores obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes que consta de una ayuda económica para invertir en sus estudios.
En tanto, los hermanos Luisamuel (11) y Zahira (15) Velasco, que tocan el violín y el clarinete respectivamente, contaron que “disfrutan” en la orquesta.
Zahira asiste hace 7 años a esta escuela y subrayó que a pesar de haber participado de varios conciertos aún la sigue poniendo “ansiosa y nerviosa” cada vez que se hacen.
“Que ellos formen parte de la orquesta es algo que los ayudó a socializar con el resto de la gente”, señaló la mamá de ambos, Wilma Velasco que vive hace 25 años en el Bajo Flores, y agregó: “Fue como una terapia para nosotros”.
Además, destacó “la alegría y el amor” con los que los docentes reciben a los alumnos cada sábado para enseñarles, porque “los motiva mucho” a sus hijos. Y afirmó que siente que son “una gran familia” y que “si tuviera que mandarlos a una escuela privada de música no podría pagarlo. Esto les va a dar una opción de vida”.
Todos coincidieron que les gustaría seguir estudiando música.
“Las orquestas-escuela son espacios de prevención. Es importante ‘llegar antes’, que el chico o chica pueda tener una posibilidad en la vida, un proyecto, poder desarrollar objetivos, compartir con amigos, estar en familia, tener un espacio de contención por fuera de la escuela, se sienta realizado, que elija porque quiere”, dijo la profesora de violín Mailen Ubiedo Myskow (32), organizadora de la iniciativa y presidenta del CASA.
El repertorio que trabajan en la orquesta escuela es amplio e incluye música popular, académica, de películas y de videojuegos.
“Tratamos de que los chicos conozcan todo y que después si quieren seguir estudiando que ellos elijan el género en el que quieren profundizar. Hoy tenemos alumnos profesionales que se dedican a la música urbana, alumnos que van más por el tango y otros por la música clásica. Somos el primer nexo y después buscamos conectar a los alumnos con esos espacios de formación profesional como conservatorios o universidades”, agregó la coordinadora.
“En los barrios donde estamos -Flores y Villa Soldati- hay muchos que comparten un espacio familiar que a veces está bueno y a veces no, y cuando no está bueno la orquesta es un espacio que alivia un poco, porque hay situaciones de familiares en consumo de drogas y alcohol, situaciones de violencia, de vulnerabilidad”, señaló Ubiedo Myskow.
Algunas de las orquestas que participaron fueron la Escuela 49 de Moreno, la escuela 42 de Quilmes, la de chicos y chicas de la villa 1-11-14 de CASA, la Juvenil de Adultos, la Orquesta Colegio Nacional Buenos Aires, entre otras.
El espacio del CASA cuenta con el apoyo del programa Arte en Barrios del Gobierno de la Ciudad.
Para octubre próximo, la escuela adelantó que tendrá lugar la segunda edición del Festival de Ópera Villera, que se hizo por primera vez en noviembre del año pasado.
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