Cultura
Homenaje a Vinicius de Morais en el Centro Cultural Recoleta
La muestra esta compuesta por una selección de 90 fotografías en el Centro Cultural Recoleta, celebra 100 años del nacimiento del carioca y logra una aproximación íntima a este multifacético artista, guionista, crítico y diplomático.
(CABA) La sala Cronopios se convirtió desde hoy y hasta el 14 de febrero en un testimonio del Vinicius más íntimo, más amiguero, más poeta y más generoso. Grandes imágenes intervenidas con información y una pequeña muestra con ediciones originales y cartas permiten al espectador acercarse a este fundamental artista.
Marcus Vinicius da Cruz de Melo Morais (1913–1980) fue y sigue siendo una figura central en la vida cultural brasileña y sus vínculos con Argentina no son menores. Aquí tocó, cantó, compuso, amó y se rodeó de amigos, y eso es lo que revela esta exposición.
Una parte de la instalación “Vinicius… saravá!” exhibe fotos de viajes, con familiares y amigos, en su mayoría inéditas y que son parte del anecdotario personal de su ex mujer, la argentina Marta Rodríguez Santamaría, ideóloga de la muestra.
En otro segmento aparecen las imágenes captadas por Gianni Mestichelli, fotógrafo del sello discográfico Trova, que muestran las estadías del poeta en Buenos Aires, en la grabación del disco La Fusa con Toquinho y María Creuza, shows junto a Dorival Caymmi, Baden Powell y el Cuarteto Emcy y reuniones con Astor Piazzolla.
Carmen Miranda, Orson Welles, Oscar Niemeyer, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Tom Jobin, incluso la misma Renata son algunas de las figuras que rodean a este hombre sonriente, profundo, culto, desprendido, libre y autor de más de 400 canciones.
Sus temas de bossa nova, seleccionados por Damián Laplace, envuelven al visitante que se topará con la gigantografía de Vinicius y Marta, alegres en Milán frente al Duomo, dándole de comer a las palomas. “Es un homenaje al amor”, dice Renata, “tuvo ese amor tardío en su vida, lo que uno se permite para vivir”.
La concepción creativa estuvo a cargo de Schussheim, amiga entrañable del músico. “Para mí esta muestra es una fiesta, y un homenaje. La idea fue de Marta, era algo chiquito y mientras me lo contaba yo me disparé y pensaba en grande; él adoraba Argentina y fue muy amado acá”.
Renata y Vinicius se conocieron en los 60 cuando Daniel Divinsky de Ediciones De La Flor le pidió a la argentina que ilustre la tapa del libro “Para una muchacha con una flor”, edición expuesta en la muestra. “Es única, un incunable”, dice la artista.
“Nos hicimos súper amigos, fue una relación maravillosa, compinche, fue un maestro de vida. Me enseñó a vivir con mucha intensidad. Era una persona muy culta, tomábamos gin tonic y charlábamos mucho, yo absorbía como una esponja todo lo que me decía”, recuerda Schussheim.
Esta muestra revela que lo mismo que sentía Renata, lo sentían muchos alrededor de este hombre. “Tenía un sentido del humor muy maravilloso, convocaba gente, llegaba a Buenos Aires y todos corríamos a estar con él y eran diez días de frenesí, locura, restaurantes, shows. Era maravilloso”, cuenta la artista.
Como esa foto de 1969 en la casa del folclorista Eduardo Lagos en Buenos Aires. Vinicius -vaso en una mano y guitarra en otra- es el centro de una reunión donde aparecen Piri Lugones, Piazzolla, Augusto Bonardo, Horacio Ferrer, Domingo Cura y Chico Novarro.
“Le encantaban las mujeres y la cacería, amaba al género femenino, tenía que estar en un estado de enamoramiento, su obra está muy dedicada al amor. Pero, también era muy amigo de sus amigos, muy, muy generoso. Juntaba gente para hacer cosas, algo que no se da en el arte”, define Renata.
Es sabido que el carioca se casó nueve veces; uno de sus últimos amores fue una joven argentina, de 22 años. Marta y Vinicius se casaron en 1976, un matrimonio que duró poco más de tres años. Ella, hoy, a más de 33 años de su muerte, le rinde un sincero homenaje a ese amor que la marcó a fuego.
Abogada y periodista, Marta está emocionada de ver este proyecto de largo aliento por fin concretado. “La idea la tengo desde 2009, hubo un proceso de elaboración, de recorte, es una aproximación a él, no es toda su vida, se cuenta una época”.
Como ese encuentro de 1968 en el porteño Teatro Ópera entre el futbolista Pelé y Vinicius, “Lo hizo subir al escenario, la gente se desmayó, hubo ovación, no lo dejaban bajar. Así arrancó en Buenos Aires en su etapa de cantante”, dice.
Marta y Vinicius se conocieron en 1975 en Punta del Este. “Había escuchado la canción `Si todos fossem iguais a voce` y quedé paralizada”. Aquella joven -que hoy sabe al dedillo cada letra escrita por el carioca- se lo encontró en el restaurante El Mejillón. “Lo vi y fui a hablar con él”, recuerda.
Vinicius no tardó en convencerla de ver los shows en Punta del Este y en Montevideo. La estadía de la argentina se alargó y el amor hizo el resto. Para fin año, “éramos una pareja consolidada” y aunque la familia de ella rechazaba la relación, Marta aclara: “tenía la edad de mi papá, había una generación de diferencia, pero era una cabeza joven, no había barreras”.
“Fue una historia muy linda, fuera de lo común. Vinicius fue fundamental en mi vida, que me perdonen, pero fue fundamental. Me cambió los puntos de vista”, confiesa.
La joven dejó la Facultad de Derecho y fue a vivir a las playas cariocas. “Largué todo, era una búsqueda mía. Buenos Aires estaba muy opresiva. Estar con él era estar en un mundo de creatividad, armónico. Sus letras son propuestas de vida. Son mantras. Si alguien está pasando por una crisis que lo lea”, recomienda.
Tras la separación, se vieron algunas veces. “Era imposible pelearse. Para mí fue un honor haber sido su mujer”, revela ella, la musa del “Soneto de Marta”, escrito en 1975 y que dice: “Y sin mirar ni vida ni edad/ me permitiste recoger en tiempo cierto/ los frutos verdes de este amor maduro”.
La instalación se corona con un loop de la playa de Ipanema en tres pantallas gigantes con “Garota” sonando de fondo. “Es para pasar el verano porteño; es un reparo que refleja el espíritu de Vinicius”, cierra Renata.
La muestra, que se complementa con la proyección de videos y el documental “Vinicius”, de Miguel Faría Jr. y Susana de Moraes, se podrá ver gratis hasta el 14 de febrero en Junín 1930.
Fuente consultada: Télam
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