Buenos Aires, 28/03/2024, edición Nº 4152
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Opinion

Diez razones por las que toda empresa debería contratar un rugbier

La humildad, el espíritu de sacrificio, el trabajo en equipo, la solidaridad son algunos de los valores que aporta el rugby a las personas

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(CABA) Jugar al rugby aporta una serie de valores fundamentales para cualquier persona que ha tenido contacto con el deporte oval. Es una de las virtudes que rodean al ‘rugbier’, al hombre o mujer que elige este deporte como modo de vida. Porque es eso, un modo de vida, una disciplina deportiva que se traslada a la vida diaria de cada uno. Analizamos los aspectos claves que puede dar un ‘rugbier’ en una empresa:
10- Humildad
El rugby está lleno de ejemplos de humildad en cada partido. En este Mundial hemos podido comprobar cómo el mejor jugador del mundo de la última década, Richie McCaw, se enfundaba la camiseta de ‘water’ y salía en los parones del partido a repartir agua entre sus compañeros y el árbitro. También se vio a todo un campeón del mundo, Sonny Bill Williams, regalaba su medalla de oro recién ganada a un niño. Todo un ejemplo para cualquier amante del rugby y para otros muchos deportes contaminados por las vanidades, egoísmos e individualidades de sus estrellas.

9- Sociables y divertidos
Es indudable que uno de los grandes atractivos de este deporte es su tercer tiempo. Una fase del partido en donde las personas toman protagonismo total en un ámbito mucho más social que deportivo.
Es una parte con la que el jugador de rugby se siente identificado y en la que se comparten cervezas, historias y anécdotas con tus compañeros de equipo, el público, el árbitro y hasta con tus rivales del campo, convertidos muchos de ellos en colegas en el tercer tiempo.

8- Espíritu de sacrificio

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Un ejemplo claro lo observamos cuando te encuentras en una melé soportando los 1.000 kilos de los delanteros del otro equipo y uno de ellos te está metiendo el dedo en el ojo y otro aplastando su cráneo en tu oreja, y entonces un jugador de rugby se crece y echa el resto y saca fuerzas de la nada para dar el 120% para ganar ese balón.

7- Motivación / Concentración máxima
No hay nada más que entrar a un vestuario de rugby minutos antes de un encuentro y respirar la concentración que hay en él. La motivación en el deporte oval es algo extremo. Un ‘rugbier’ es capaz de faltar a la boda de un familiar o llegar con unos minutos de retraso al cumple de su hija por jugarse un partido. Hasta tal punto es así que la noche antes de un partido empieza la concentración de los jugadores y los miembros técnicos de todos los equipos, cada uno con su diferente ritual.

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6- Trabajo en equipo

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Un partido de rugby lo juegan quince contra quince y cada uno de esos jugadores tiene su función. En un equipo de este deporte son necesarios desde el número uno hasta el quince, pasando por los suplentes, cuerpo técnico y hombres lesionados.
Por eso la función de cada uno es vital para el buen funcionamiento del equipo. La labor que cada jugador desempeña es clave para el resultado final. Si en un equipo juegan bien todos menos uno, el equipo no funcionará. Es por esto que el apoyo al compañero y la solidaridad con él se convierte en algo muy común dentro de un equipo de rugby.

5- Compromiso
Cuando un jugador de rugby decide apuntarse en un equipo no fallará nunca. Jugar con ese club es lo mejor que le puede estar pasando en ese momento y lo demuestra en cada entrenamiento y en cada partido, tenga o no la oportunidad de jugar.
Lo normal en nuestro país es que a un jugador le cueste dinero jugar al rugby, pero, a pesar de ello, el ‘rugbier’ es capaz de sobreponerse a este ‘handicap’ gracias a su compromiso especial para entrenar varios días por semana y jugar el partido el fin de semana.

4- Superación personal
Un jugador de rugby no tiene límites, y si se topa con alguno, siempre está dispuesto a romperlos con esfuerzo, sacrificio y superación personal.
La práctica de este deporte te exige una preparación previa a su desarrollo que permite al jugador mejorar día tras día y entrenamiento tras entrenamiento. La preparación física es indispensable ya que se trata de un deporte duro, intenso, que requiere que todas las partes del cuerpo estén en perfecto estado, y eso únicamente se puede conseguir a través del trabajo diario y constante.

3- Buenos compañeros
Hace tan sólo unos meses pudimos ver en nuestro país al mundo oval volcado con un compañero que sufrió una lesión medular. El caso de Alberto Aláiz es un claro ejemplo de la solidaridad y el compañerismo existente en este deporte. Con cualquier lesión, fallo o contratiempo que te ocurra siempre habrá un compañero para ayudarte en lo que necesites.

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2- Continuo aprendizaje
Desde los llamados ‘jabatos’ y ‘lechones’ (categorías de niños y jóvenes) hasta los equipos senior de un club todos, sin excepción, están en continuo aprendizaje. Porque el rugby no es un deporte en el que aprendes unos detalles y ya puedes convertirte en un buen jugador. Es bastante probable que a lo largo de la trayectoria deportiva de un ‘rugbier’ pueda variar su posición en el campo, lo cual obliga a aprender otros conceptos y otras formas de juego, lo cual le sirve para mejorar globalmente.

1- Trabajo bajo presión

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Un ‘rugbier’ disfruta con la presión y la conoce al milímetro. Para él no hay partido amistoso y su espíritu de competición es tan grande, que es capaz de solventar situaciones complicadas y moverse en ellas como pez en el agua.
La sensación de jugar los últimos minutos de un partido importante cuando éste está igualado es una de las sensaciones más intensas y emocionantes que cualquier jugador de rugby ha podido tener en su vida. NT

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