Buenos Aires, 29/03/2024, edición Nº 4153
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Barrios

Sin límites, la feria de San Telmo ahora llega a Plaza de Mayo

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La feria que se encuentra sobre la calle Defensa se ha salido de control y ahora no solo vende cualquier cosa, sino que llega hasta la Casa de Gobierno. Vecinos y comerciantes se quejan de la situación.

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(CABA) Lo que nació en 1970 como una feria temática de antigüedades se convirtió hoy en una especie de zoco árabe donde se vende cualquier cosa. La feria de San Telmo no sólo desborda de turistas cada domingo, también está repleta de puestos truchos o semilegales, al punto tal que ya llega hasta la calle Hipólito Yrigoyen, en la Plaza de Mayo.

En realidad, en la feria conviven distintas situaciones. Por un lado están los puestos históricamente habilitados para vender antigüedades: los de la Plaza Dorrego, la cuadra de Defensa entre San Juan y Cochabamba, los de Humberto Primo entre Defensa y Bolívar y los que se ubican en los pasajes Giuffra y San Lorenzo. Pero con el correr de los años se fueron instalando a lo largo de Defensa distintos manteros que vendían artesanías o manualidades, un poco porque las distintas crisis dejaron a mucha gente sin otro recurso para subsistir, y en parte también porque, sin control estatal, muchos aprovecharon para lucrar en el espacio público.

Esa feria ilegal se fue extendiendo por Defensa hacia Independencia, y luego hasta Belgrano. Y ya no sólo se ubicaron los artesanos o los artistas callejeros, sino gente que vende las mismas mercaderías que se pueden conseguir en comercios. La situación se desbordó tanto que a fines de 2011 la Legislatura aprobó una ley que autorizó la instalación de puestos entre Hipólito Yrigoyen y Chile, pero sólo para artesanos.

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El problema es que esa ley nunca se puso en práctica en forma reglamentaria. Ayer, como cualquier otra tarde de domingo, se podía ver de todo.

En la esquina de Chile, mientras muchos turistas hacían cola para sacarse una foto con la estatua de Mafalda, un artesano había volcado en la vereda de la esquina decenas de mates a los que les tallaba a pedido los nombres de los clientes. Metros más adelante había puestos de libros usados, CD truchos, camisetas de Messi, remeras de Violetta, ropa y cualquier otra cosa. En la cuadra entre México y Venezuela una persona cocinaba panqueques, otro vendía licuados, y hasta en algún puesto tenían postnet para cobrar con tarjeta de débito.

Los puesteros que antes se tiraban en el piso ahora tienen estructuras de metal de ambos lados de la calle, lo que deja muy poco espacio para caminar. Las esquinas también estaban ocupadas, con lo cual se bloqueaba bastante el tránsito para los autos. ¿Qué hubiera pasado si era necesario que circulara una ambulancia, un patrullero o un autobomba de los bomberos, en caso de algún accidente? Además en varios tramos de Defensa los puesteros colgaron telas tipo media-sombra, con lo cual partes de la feria quedan “bajo techo”.

“La feria le hizo muy bien al barrio en su momento y sigue siendo uno de sus principales atractivos, pero ahora es un desorden. A la noche, cuando se van todos, las calles quedan llenas de basura, y hay gente que orina en las veredas”, se quejó Gustavo Toro, vecino de San Telmo. La suciedad es uno de los peores problemas, porque mucho de los contenedores y cestos para residuos que puso el Gobierno porteño fueron robados o vandalizados, y no los repusieron.

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Para los comerciantes es una preocupación. “Nuestro pedido es que el Gobierno porteño ordene el espacio público, que se reglamente la ley y la feria legal se haga como corresponde, en las calles aprobadas y sólo con artesanos o manualistas. Sino se degrada el espacio público y eso nos perjudica a todos, además de la competencia desleal”, aseguró Edio Bassi, secretario de la Asociación de Comerciantes del Casco Histórico.

En el Gobierno porteño aseguran que están buscando ordenar la zona. “Estamos charlando con las cooperativas de puesteros. Es necesario que sólo haya artesanos, y que se ubiquen en las seis cuadras habilitadas, del 0 a 600 de Defensa. Seguimos dialogando”, afirmó Patricio Di Stéfano, subsecretario de Espacio Público de la Ciudad.

El avance de la feria ilegal va de la mano con el crecimiento de la venta callejera, tanto de manteros como de Saladitas, que se dio en los últimos años en toda la Ciudad. En San Telmo también se creó otra feria, la que queda sobre la vereda del parque Lezama que da a Martín García, aunque los puestos de este lugar sí tienen permiso para revender cualquier tipo de mercaderías.

Fuente consultada: Clarín

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