Buenos Aires, 18/04/2024, edición Nº 4173
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Barrios

La historia de Gabriel Heredia, el barbero estrella de la villa 21-24 que nació sin manos

Aprendió a usar la cortadora de pelo, las tijeras y las navajas para hacer los diseños más originales.

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(CABA) Es viernes y son las 3 de la tarde. Los vecinos de la villa 21-24 de Barracas no dejan de asomarse a la barbería de Gabriel Heredia para preguntar cuánto sale el corte. El lugar es cálido, austero, pero con música moderna a todo volumen para recibir a los clientes con buena energía. La cortadora de pelo y la navaja están listas para que empiece la magia.

Gabriel tiene 20 años y es barbero. Nació sin manos. Pero a pesar de eso hace un trabajo impecable. Cuenta que empezó a trabajar a los 14. Su mamá fue quien lo inspiró, porque es peluquera. “De ella copié algunas técnicas”, relata. Pero él siempre quiso ir por más. Quería correrse de los cortes clásicos. Buscaba hacer diseños en el pelo que fuesen originales y salieran de lo “típico”. Y un día se decidió: empezó a practicarlos una y otra vez. “Miraba mucho los cortes que tenían los músicos y me encantaban. Yo sabía que quería hacer eso”, cuenta.

Si se remonta a su infancia, Gaby la describe como una época muy feliz: “Yo nací así. Pero siempre hice de todo”. Se las ingenió para hacer la mayor cantidad de cosas posible solo: “Estudié, aprendí a servirme un vaso con alguna bebida, a andar en bicicleta, en cuatriciclo y hasta manejé un auto. Y si había alguna cosa puntual que no podía resolver por mis propios medios, ahí sí estaba mi mamá”, dice. Y agrega: “Para mí es normal porque no conocí algo distinto”.

Cuando se piensa en un chico, es imposible no imaginarse su paso por la escuela. Lejos de haberse sentido discriminado de niño por su condición, Gaby cuenta que fue muy cuidado por sus pares: “Los compañeros que tuve siempre me hicieron sentir uno más. Había uno que otro que me gastaba. Pero automáticamente tenía 10 al lado mío que saltaban a defenderme. Mis amigos eran una masa”, recuerda sonriendo.

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Gabriel siempre se sintió muy apoyado por su familia: por su mamá, Vanesa; su padrastro, Julio, y por su hermano Leandro (que también es barbero). Y de esa contención obtuvo las fuerzas para aprender y progresar día a día, a pesar de sus dificultades. Si bien Gaby creció en un entorno de clase trabajadora, nunca les faltó nada ni a él ni a su hermano. Mucho menos afecto y aliento para cumplir todas sus metas.

De hecho fue su familia la que lo ayudó a dar sus primeros pasos en la concreción de su sueño: tener su primera barbería. Este primer emprendimiento lo tuvo en San Isidro, donde vive desde siempre. En ese local trabajó mucho durante un año y medio, ganó experiencia, hizo muchos clientes y conoció a Zlatan Gomez, el presidente de Argentina Corta (una organización que agrupa a barberos de diferentes lugares), quien lo empujó a seguir avanzando.

Zlatan sostiene con absoluta firmeza: “Lo que hace Gaby es increíble. En cada Batalla de Barberos a la que vamos (eventos que organizan para competir o muchas veces con fines benéficos) él marca la diferencia con lo que hace. De hecho hay muchos que no se animan a competir con él”.

Un cambio positivo
Más tarde vino el cambio. Hace tres meses Gaby se puso de novio con Yanina, a quien conoció por Facebook. Cuando se enteró de que a él se le estaba haciendo cuesta arriba mantener la barbería en San Isidro por los altos costos fijos, ella le ofreció mudarse a un local ubicado en la entrada de la villa 21-24. El comercio es de una tía de Yanina y eso tiene la gran ventaja de que no tienen que pagar alquiler. Además, esta nueva ubicación tiene otra enorme razón a favor: los chicos de la zona buscan más el tipo de corte que Gaby hace habitualmente.

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Abrieron el local juntos, trabajan codo a codo y desde hace un mes no paran de recibir clientes. “Lo que más me gusta de mi trabajo es que la gente se va contenta. Les gustan los cortes que les hago, se sienten cómodos, a gusto y eso me pone muy feliz”, relata Gaby con algo de vergüenza, pero con orgullo a la vez.

A Gaby le suena el celular muy seguido y se las ingenia para atenderlo a la perfección. Responde con audios de voz que, en muchos casos, se trata de clientes que piden turnos por ese medio: “Dale, sí. Venite tipo cinco que te corto”, contesta.

Las barberías volvieron a estar de moda. Si bien existen desde hace muchos años, los salones unisex las habían desterrado. “Hace unas semanas vino una chica y me pidió que le hiciera un mandala. Me llevó tiempo pero se lo hice y quedó buenísimo”, asegura.

Como lo hizo siempre en su vida, Gabriel a todo le puso el cuerpo. Nunca sintió que la falta de sus manos pudiera ser un impedimento. Hoy es un barbero detallista y perfeccionista que además es muy reconocido y buscado por sus clientes. Pero siempre se pone un nuevo objetivo. Piensa y sueña ir por más: “Quiero que este local esté a pleno, explote, y cuando lo logre voy a ponerme otra barbería”, concluye.

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Un papá con perfil solidario
Compromiso y solidaridad
Gabriel es parte de Argentina Corta, un equipo de barberos que se moviliza con objetivos solidarios. Este grupo organiza eventos, realiza cortes de manera gratuita en barrios vulnerables y enseña el oficio a personas de diferentes edades para que adquieran una herramienta que las ayude a conseguir trabajo a futuro. Por ejemplo, para festejar el Día del Niño, disfrutaron de una gran jornada en la villa 21-24 con una batalla de barberos, shows en vivo, música y juegos para todos los presentes.

Ser un ejemplo para su hijo
Gabriel no sólo está de novio con Yanina. También tiene un hijo de 11 meses, que tuvo con otra mujer. Se llama Tobías. Cuando habla de él, se emociona y dice: “Él me da mucha fuerza”. Y agrega: “Quiero criarlo dándole este mensaje: que todo se puede lograr, que hay que superarse día a día. Me gustaría que haga deporte, pero que además aprenda a hacer lo que aprendí yo“. Mientras su hijo crece, Gabriel relata que él es su peluquero personal: “Le corto el pelo y él se queda quieto, se ríe, le hago dibujos y a él le encanta. Todavía es un bebe, pero en cuanto empiece a poder manejar la máquina yo le voy a enseñar el oficio, así sigue mis pasos”, sostiene con orgullo. NR


Fuente consultada: La Nación

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