Buenos Aires, 16/04/2024, edición Nº 4171
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Personajes

Gero Aquino, la drag queen que revoluciona Corrientes

A pesar de haberse criado en una sociedad conservadora, nunca se preocupó por ocultar quién era. Cuando el arte se convierte en la búsqueda de la identidad.

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(CABA) “Es un mamarracho”, le dijo el director de la escuela Saint Patrick College de Corrientes al padre de Gerónimo Aquino cuando este, intentando evitar conflictos el día del egreso de su hijo, le mandó una foto con la vestimenta que Gerónimo pensaba utilizar para la ceremonia que se realizaría en unos días. Era un vestido largo, blanco, ajustado y con escote. La institución tampoco le permitió que llevara su opción B: un traje negro con alguna que otra lentejuela y un par de alas negras que salían de su espalda. Estaba “mal vestido”.

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Ante la negativa, el egresado de 17 años se descargó en las redes sociales, su post se viralizó y, en poco tiempo, su caso comenzó a aparecer en los grandes medios del país y generar un debate a lo largo y ancho de la Argentina: “Fue como el boom. Se hablaba de identidad de género y demás, pero salió mi tema a nivel país y era como que todos empezaron a decir, empezaron a hablar sobre eso”, recuerda el joven dos años después del suceso.

Él lo cataloga a ese diciembre de 2016 como un quiebre en su vida: “Fue un antes y un después, en cómo vivir mi sensualidad y mi identidad de género en el día a día”, agrega Aquino. Un año más tarde sería conocida como Gloria. Y sus vestidos, alas y extravagancias, se convertirían en su profesión.

Los comienzos
Tengo un invitado especial para que conozcas hoy”, le dijo un amigo correntino a principios de 2017. Luego del escándalo de su egreso, se acababa de mudar de su Corrientes natal a la Ciudad de Buenos Aires para poder estudiar Administración de Empresas en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

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No supo más nada. Ni pistas ni adelantos, solo hora y lugar. Expectante, cuando llegó no podía creer lo que tenía ante sus ojos. Su amigo se encontraba montado de mujer, con grandes tacos, peluca y un maquillaje extravagante: “No sabía que él era drag queen. Pero cuando lo vi fue como un: ‘Bue, esto es lo que quiero’”, recuerda.

Aunque era la primera vez que tenía a una drag queen parada frente a él, Gerónimo ya conocía un poco de ese mundo desde hacía un par de años, cuando veía las performances de John Miley Moore en el programa UK Got Talent o a las chicas de RuPaul. Le fascinaba. Hombres que se vestían de mujer para adueñarse de un personaje diferentes a ellos y realizar sus performances como si estuviesen en otra piel. Que cantan, que bailan y hacen piruetas llevando puesto tacones de 15 centímetros. No necesariamente relacionado con el travestismo, tampoco a la homosexualidad, sino más bien el drag queen como lo que es: un arte.

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Un par de semanas después del encuentro con su amigo se decidió a montarse él también. Lo maquillaron, se puso ropa de mujer y al verse en el espejo se sintió incómodo e inseguro, nada más lejano a la euforia que esperaba sentir. Frustrado, se convenció a sí mismo de que lo suyo era la androginia, una persona con características tanto femeninas como masculinas. Sin embargo, un mes más tarde se propuso volver a intentarlo, pero esta vez maquillándose él mismo y vistiéndose con sus propios estilos: “Y entonces me sentí un fuego. Empecé a montar muy fino, muy femenino, onda Naomi Smalls”, aclara Gerónimo.

Un par de semanas después lo convocaron para que realizara su primer show como drag queen en la fiesta gay Ma.Cho. No sabía qué sobrenombre usar y, ante la falta de ideas, decidió que su nombre artístico sería Big- G. A la hora del espectáculo llegó completamente alcoholizado. Un poco por los nervios, otro poco para ganarle a la timidez, no supo controlarse con los tragos y cuando pisó el escenario no supo qué hacer. No había preparado ninguna coreografía y la letra se le había olvidado. “Pasaron dos años y me siguen haciendo bullying por eso. Tipo acoso. Bah, no acoso, pero no es un bullying que me hace reír”, agrega con voz angustiada.

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Su primera vez ante el público no había resultado tan soñada como esperaba.

En escena
Todas tienen en común que arriba del escenario lo dan todo. Es muy difícil sacarles los ojos de encima porque es verdaderamente fascinante. Hacer drag es un arte, es una manera de expresarse, no convencional, pero totalmente válida”, opina Facundo Durando, un joven de 20 años que espera el comienzo del show. El escenario se encuentra todavía vacío, pero el juego de luces anticipa que en breve el espectáculo comienza.

Finalmente, la música empieza a sonar y Gloria se sube al escenario. Con una peluca larga color azabache y un vestido blanco largo, se mueve junto con la canción. Las luces generan un efecto óptico especial, que hacen parecer que sus movimientos son en cámara lenta. La música electrónica se acelera junto con sus pasos, y poco a poco se va desprendiendo primero de su peluca y luego del vestido. Con un body negro continúa su show y se arrastra por el suelo, se sube a las mesas que hay en el salón e incluso se cuelga del soporte de luces que está instalado en el techo.

“Me llamaba Big-G al principio, pero era un nombre muy difícil y muy poca gente lo entendía. Empecé a buscar un nombre más fácil y, como mi mamá se llama Gloria y la verdad que yo la amo mucho, me inspiro mucho en ella y me da mucha fortaleza, entonces me puse su nombre”, cuenta Gerónimo Aquino con dulzura en su voz.

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A pesar de que comenzó a dedicarse al drag queen a mediados del 2017, logró una carrera extensa y con varios éxitos. Ganó la elección de Miss Queen Corrientes, participó en las dos ediciones de Moria Drag Race que llevaba a cabo Moria Casán y fue protagonista de las fiestas Moria Plop y Human. También en 2018 participó de las elecciones nacionales de Miss Drag Queen en Tucumán, aunque lejos de ser una buena experiencia para él resultaron ser “unas elecciones totalmente transfóbicas” porque no permiten presentarse con peluca como transformista, ni con tacos bajos.

Según él, la clave de su éxito fue haber encajado con el estereotipo perfecto de drag queen: “Era flaca, era alta, era acróbata, bailaba, tenía vestuario, tenía muchas pelucas, tenía todo lo que se le asocia a una drag queen buena”, agrega Gerónimo.

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Camino a la aceptación
“Por favor prometeme que nunca vas a ser un drag queen”, le pidió su novio de aquel entonces. Era 2016 y Gerónimo ya había comenzado a maquillarse y vestirse de mujer en su casa. Cuanto más incursionaba en el mundo drag queen, más sentía que por hacer lo que le gustaba se estaba quedando solo, que la gente prefería alejarse de él: “Que nadie quería ser mi pareja, que nadie quería compartir conmigo. Me generaba mucha inseguridad, al punto de que tenía dos Instagram: uno de varón y otro de drag queen”, comenta el joven.

A pesar de haberse criado en una de las provincias más conservadoras de Argentina, nunca se preocupó por ocultar quién era. A sus 13 años ya le había admitido a su familia que era gay, refiriéndose a sí mismo, según sus propias palabras, como “el primer chico gay de la alta sociedad correntina en admitirlo”.

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Más allá de que siempre fui maricón, respetaba mucho la heteronorma: el cabello corto, cara lavada, tipo la imagen de un hombre que se considera masculino”, aclara Gerónimo. Sin embargo, cuando comenzó a incursionar en el mundo drag queen comenzó a dudar de su propio género y se empezó a catalogar a sí mismo como “chica trans”. Aunque esa etapa le duró poco y hoy en día está convencido de ser varón, sigue prefiriendo ser tratado como mujer y por eso su apodo artístico mutó de Gloria a La Gero.

En el seno familiar su madre fue la primera en apoyarlo en todas sus decisiones, lo que lo ayudó a aceptarse también a sí mismo y conseguir la seguridad necesaria para comenzar su carrera artística. “Él es feliz. Estoy orgullosa de haberlo criado. Lo admiro por su fortaleza y la calidad de persona. Sé de sus luchas y de sus logros. Sé de sus sueños. Y sé lo feliz que le hace ser drag. También sé que va a brillar a lo grande”, afirma su mamá, Gloria Garay. No tiene problema en postear fotos en Facebook con su hijo, ambos usando vestidos largos. Tampoco tiene inconvenientes en prestarle su ropa para que la luzca en sus shows.

“En cambio mi papá es más conservador. Es el típico correntino que se guía por lo que dirá la gente”, admite el joven. El punto de quiebre en su relación fue cuando Gerónimo, cuando estaba por salir de su casa vestido de mujer, aunque sin peluca, escuchó a su padre preguntarle cómo iba a salir de esa manera a la calle: “Todos saben cómo soy. El único que tiene problema acá sos vos”, fue la contundente respuesta de su hijo. No hubo más palabras.

El silencio que quedó flotando en el ambiente solo fue interrumpido por la puerta que cerró Gerónimo al salir.

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“Mi carro dará que hablar”, había anticipado La Gero sobre su comparsa Arandu Baleza en el Carnaval de Corrientes de este año. Bailando al ritmo de la música que resuena en la fiesta, se mueve de un lado para el otro de su carroza ambientada como un consultorio de cirugía estética. Lleva puestas unas botas rojas que le llegan hasta los muslos, un body dorado y una corona de rey que resalta por los lentes de contacto blancos que se puso para llamar la atención. Durante el verano, Corrientes es puro carnaval y todos sus habitantes y turistas se acercan los sábados al corsódromo para ver desfilar a los cientos de bailarines que destacan junto a sus carrozas.

Su primer carnaval fue en el 2014, cuando acompañó a su equipo de rugby. Aunque en esa ocasión no fue vestido como le hubiese gustado, la experiencia le encantó y la repitió los años siguientes, cada vez con menos miedos y más ropas que lo destacaban.

Orgulloso, cuenta que uno de sus mejores recuerdos en el carnaval, de hace un par de años, fue cuando todo su cuerpo estaba comprometido con el baile hasta que la música se cortó por inconvenientes técnicos. Pero, lejos de quedarse envuelto en un silencio incómodo, dos tribunas completas de 500 personas comenzaron a gritar a viva voz su nombre. La gente lo ama. A donde vaya lo persiguen pidiéndole fotos. Rompió con los tabúes de una provincia conservadora: “Ese público queer que está surgiendo es el que me ama. Porque yo demuestro que podés ser quien sos y sin problemas”, reflexiona La Gero. Agrega eufórico con una sonrisa en la cara: “Soy el ícono de Corrientes”. 

Texto: Melisa Reinhold
Fuente consultada: melireinhold1997

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