Buenos Aires, 19/04/2024, edición Nº 4174
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El conflicto de la Basura es una bomba de tiempo

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El único complejo ambiental habilitado para enterrar los residuos de la Ciudad y el conurbano está por colapsar y aún no hay un lugar designado para su reemplazo. La falta de un acuerdo entre los gobiernos nacional, provincial y porteño amenaza con provocar un desastre sanitario en el área metropolitana. Y la situación se agrava por la ausencia de políticas públicas eficaces.

(Ciudad de Buenos Aires) Se viene: Basura para todos” pronostica un cartel al costado de la autopista en el Camino del Buen Ayre. Detrás del anuncio emerge el relleno sanitario Norte III del Ceamse, una sierra de apariencia cordobesa si no fuera por el hedor, bajo la cual se esconden las 17 mil toneladas de basura por día que generan los habitantes del área metropolitana de Buenos Aires.

Al límite de su capacidad operativa, el único complejo ambiental habilitado para enterrar los residuos de la ciudad de Buenos Aires y de 27 municipios del conurbano está por colapsar y la falta de un acuerdo entre el Gobierno nacional, la Ciudad y la Provincia para definir un nuevo predio amenaza con desatar una crisis ambiental que ya huele a política y que afecta a 14 millones de peronas en el AMBA.

“A este ritmo, para mayo de 2013 no habrá más lugar para disponer los residuos. Nunca se estuvo tan cerca de un desastre sanitario de estas características”, reconoce Leonardo Maceiras, subgerente de operaciones del Ceamse, mientras recorre con El Cronista WE las instalaciones de 450 hectáras en José León Suárez, de las cuales 87 permanecen operativas.

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El problema se acentúa si se tiene en cuenta que el volumen de generación de basura viene en aumento y que los demorados planes de gestión integral de residuos implementados por los gobiernos provincial y porteño tendrían efectos a mediano plazo.

Por su parte, las organizaciones no gubernamentales y los expertos ambientales consultados coniciden en remarcar el diagnóstico y miran con preocupación hacia lo que algunos dieron en llamar el 1-M, en referencia a mayo del año próximo.

“Hay otros dos rellenos además del de Norte III: uno en Ensenada y otro en González Catán, pero ambos tiene una orden judicial para que no sigan operando porque están colapsados. Pero como no hay dónde disponer los residuos, siguen funcionando. Le están tirando la basura a la gente por la cabeza”, dice Consuelo Bilbao, coordinadora de la unidad política de Greenpeace Argentina.

“Es difícil tomar dimensión del volumen de residuos que se genera en el área metropolitana. Cada persona genera aproximadamente un kilo de basura por día. Es decir, un total de entre 14 y 17 millones de kilos de residuos”, explica el diputado bonaerense Jorge Mancini, quien además es titular de la la Asociación Gremial de Obreros y Empleados del Ceamse (Agoec).

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En tanto, reaparecen prácticas que, de propagarse, harían retroceder unos 40 años en la forma de tratar los residuos sólidos urbanos en la Argentina. Según denuncian los trabajadores del Ceamse, como consecuencia directa del colapso de los rellenos sanitarios, en el área metropolitana se pasó de 200 basurales clandestinos a más de 600, solamente en la cuenca Matanza-Riachuelo.

Así. los cada vez más frecuentes paros de los trabajadores del Ceamse -quienes ante esta situación ven amenazados sus puestos de trabajo de cara a mayo del 2013-, que cubrieron de basura el área metropolitana en las últimas semanas, son sólo la punta del iceberg en el conflicto por los residuos.

La solución inmediata, según los expertos, coincide con el reclamo gremial y pasa por extender el relleno sanitario Norte III sobre terrenos linderos de Campo de Mayo, que garantizaría la continuidad operativa del predio. Algo que ya se realizó en otras oportunidades desde la creación en 1979 de la empresa estatal interjuridiccional que controlan en partes iguales la Ciudad y la Provincia. Sin embargo, esta cesión requiere la autorización del Poder Ejecutivo Nacional, ya que son tierras que dependen del Ministerio de Defensa.

Al respecto, la presidenta Cristina Kirchner descartó esta posibilidad. “No se puede seguir enterrando la basura en Campo de Mayo”, dijo en una reunión con intendentes, mientras la Ciudad y el conurbano soportaban su sexto día sin recolección por las medidas de fuerza sindicales. “Si también me tengo que hacer cargo de la basura de Buenos Aires, me parece que ya es demasiado”, disparó, en lo que se leyó como un mensaje tanto para Macri como para Scioli.

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Por su parte, el jefe de Gobierno contestó que el conflicto se había extendido porque “la Presidenta no quiere extender el predio que tenemos en Campo de Mayo”.

Terminado el drama por el traspaso de los subtes que se extendió durante casi todo el año, el sistema de residuos urbano parece convertirse en el próximo escenario donde los gobiernos nacional y porteño medirán sus fuerzas. Claro que esta vez se presenta un tercer actor: la provincia de Buenos Aires. En tanto, el papel de espectador -y rehén- queda reservado para el vecino del área metropolitana.

“La situación es crítica. La venimos denunciando hace años pero actualmente pasó de ser una crisis ambiental a una crisis política”, opinan en Greenpeace.

Pasivo ambiental

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Mientras tanto, se aceleran las negociaciones entre funcionarios porteños, provinciales e intendentes para encontrar un predio alternativo donde realizar la disposición final antes de que el conflicto de la basura estalle en las veredas de 14 millones de personas.

Desde el gobierno bonaerense sostienen que se trabaja a contrarreloj para encontrar una solución a la inminente crisis sanitaria. En los últimos días, el gobernador Daniel Scioli movió sus fichas y puso al frente de la agencia ambiental provincial -el Organismo Provincial para del Desarrollo Sostenible (OPDS)-, a uno de sus principales alfiles, Hugo Bilbao, el actual secretario de Transporte, cuya misión será tender puentes con lo barones del conurbano para encontrar una solución.

Por su parte, en el gobierno porteño reconocen que la posibilidades de llegar a un acuerdo con la Nación por los predios militares es remota. Desde el ministerio de Ambiente y Espacio Público que lidera Diego Santilli apuran las tratativas con intendentes que podrían llegar a alquilar tierras municipales. Por lo bajo se habla de negociaciones con Sergio Massa, de Tigre; Gabriel Katopodis, de San Martín y con Francisco Gutiérrez, de Quilmes, entre otros.

Sin embargo, las partes admiten que todavía no hay una solución a la vista y son poco optimistas respecto a que llegue antes de fines de año.

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“El problema es que todos los intendentes adhieren a un principio internacional: not in my backyard”, explica César Rodríguez Sammartino, experto en residuos y autor del libro Gestión integral de residuos, reciclado y cartoneo en Buenos Aires, sobre la negativa de recibir semejante pasivo ambiental en el “patio trasero” de los municipios.

Solución de fondo

Si bien la coyuntura exije una solución al inminente colapso del complejo ambiental Norte III, donde va a parar casi el 90% de los residuos del AMBA, unas 17.000 toneladas por día, de las cuales unas 6.000 correponden a la ciudad de Buenos Aires según cifras del Ceamse, los expertos coinciden en destacar que la solución de fondo pasa por implementar una política de gestión integral de residuos urbanos.

?Tanto la solución del relleno sanitario como la de valorización energética mediante incineración son tecnologías contaminantes y no resuelven el problema?, explica Bilbao desde Greenpeace.

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?Por eso insistimos en la importancia de implementar políticas públicas que hagan foco en las etapas anteriores, esto es: minimizar la generación, incentivar la separación domiciliaria, contar con una recolección diferenciada, y un tratamiento antes de la disposición final?, agrega.

Tanto la Capital como la provincia de Buenos Aires cuentan con una legislación que tiene como principal objetivo reducir la cantidad de basura que generan sus habitantes mediante la separación y el reciclado.

En la ciudad fue aprobada en 2005 la ley 1854, conocida como ley de Basura Cero, una norma basada en las prácticas de los paíes centrales (ver recuadro) que fija metas explícitas de reducción de desechos: para 2010 debería haberse enterrado un 30% menos de toneladas que las 1.497.656 de 2004, año que se tomó como parámetro inicial. Para 2012, el 50% menos, y en 2017, el 75% menos.

Los funcionarios porteños admiten que este año se enterrará apenas el 6% menos de que lo que se envió a relleno sanitario el año pasado.

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?Es una cifra ínfima. Además, la baja puede tener que ver con la desaceleración económica y la caída del consumo en el primer semestre?, apuntan desde el tercer sector.

Por su parte, la diputada porteña María José Lubertino presentó esta semana un duro informe en la Legislatura titulado ?Crónica de un incumplimiento anunciado?, en el que denuncia que ya en el mes de abril se había completado la cuota de emisión de residuos de la ciudad según la ley. ?Estamos al mismo nivel que en 2010?, sostienen legisladores opositores al macrismo.

Por su parte, en la provincia de Buenos Aires la ley 13.592, reglamentada en 2010, también ordena reducciones hasta llegar a enterrar un 30% menos de basura en cinco años. Sin embargo, desde los municipios bonaerenses la cantidad de residuos también viene aumentando, sostienen los expertos sanitarios. El Cronista WE solicitó a la agencia ambiental bonaerense las cifras del año en curso pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta edición.

“Nosotros estamos proponiendo un cambio radical en materia de higiene urbana. Por eso instalamos contenedores, que estarán en toda la Ciudad para fin de año, proponemos la separación en origen y estamos abriendo centros verdes para completar el círculo. El objetivo es que Buenos Aires sea una ciudad más verde”, señala el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santillil, quien tomó la cartera a fines de 2009.

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Si bien tardía en relación a la legislación vigente, la nueva gestión de residuos urbanos que impulsa el gobierno porteño -basada en la separación en origen, la doble contenerización y en la formalización de los recuperadores urbanos- ya comienza a verse en las calles del micro y macro centro. “El primer Centro Verde es un hito importantísimo. Acá los recuperadores urbanos podrán hacer su trabajo de manera ordenada y eficiente, sin abrir bolsas a la intemperie. Se reciclarán 500 toneladas por mes”, agrega Santilli.

Además, está próxima a innaugurarse una nueva planta de Tratamiento Mecánico-Biológico (MBT por su siglas en inglés) en las intalaciones del Ceamse en Buen Ayre, donde se recibirán 1000 toneladas por día de residuos. ?Si a eso se suma la licitación en curso de una planta de tratamiento de escombros en el Bajo Flores, para fines de 2013 la Ciudad podría llegar a disminuir su residuos en un 50%?, confían en el gobierno porteño, mientras el reloj de la bomba ambiental sigue sonando. (Fuente: El Cronista)

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