Diego Angeli: “Una abuela me abrazó en un supermercado”

(CABA) Diego Angeli tuvo la infancia típica de un chico criado en el conurbano: las rodillas peladas de tanto jugar al fútbol en los potreros de Castelar y mucha bicicleta y escondidas en la calle. Pero una de las cosas que más disfrutaba era visitar a su abuelo, en Caballito, frente al Parque Centenario. Desde el balcón espiaba el horizonte y disfrutaba cuando se avecinaba una tormenta; la furia con que se desataba sobre la Ciudad. Quizá en aquellos años se gestó el germen de su pasión por la meteorología. Hoy, en el horario central de la mañana, es el weatherman del canal de noticias C5N. Pero antes tuvo una intensa incursión como periodista de rock. Viajó por el mundo para entrevistar a las bandas más populares y durante varias temporadas trasladó su popularidad a la TV, en programas con más de 20 puntos de rating.

¿Por qué te pasaste del rock a la meteorología?

Querer ser meteorólogo fue una de las decisiones más rockeras de mi vida. Si sos rebelde 20 años seguidos, terminas siendo conservador. Si aún continuara trabajando en la misma radio de rock sería un conservador recalcitrante.

Pasaste de informar a un público específico a otro más amplio.

Es lo fascinante de la meteorología, porque atraviesa tu vida por completo, como otras cosas no lo hacen. El clima te condiciona: tenés que salir, tenés una fiesta, lavas el auto o no. Pensás en el armado de tus actividades en función del clima: si pinto mi casa, si paso el fin de semana al aire libre, el asado. Y es transversal, porque si vivo en La Orqueta quiero saber si puedo disfrutar de mi pileta, y si vivo en un barrio precario me interesa también porque una tormenta me puede dejar sin casa… Por eso es fascinante, creo que es justa nuestra fama, nos la merecemos, bien lograda y bien ganada (risas).

En los últimos años, se transformaron en celebridades. ¿Te paran en la calle, te hacen consultas?

Todo el tiempo. Hace poco me pasó algo muy poco rocker, una abuela me abrazó en un supermercado. Es raro porque la gente te quiere y te demuestra su afecto, pero de repente te odian porque los agarró una tormenta en la calle y se empaparon.

Y en este sentido, ¿cómo te llevas con las redes sociales?

Bueno, decidí cerrar mi cuenta de Twitter justamente porque me increpaban o me preguntaban cosas insólitas. Era como tener un canal abierto de insultos sin filtro. Aprendí muchos insultos nuevos y voy a publicar un libro: “Mil maneras de insultar”. La gente me hacía consultas como: “viajo a La Pampa en 15 días, ¿cómo va a estar allá?”. O “me caso en tres meses, ¿va a llover?”. ¡No sé, preguntale a un tarotista!

¿Pero tu trabajo no es, en cierta forma, un servicio para despejar esas dudas?

¡Sí, sin dudas…! Yo puedo decir ahora que brindo un servicio, algo que tiene que ver con lo que estudié. Y siento que además cumplí con algo que me debía a mí mismo: hacer algo decente en la tele.

¿Los meteorólogos tienen referentes?

Sí, claro. Los míos fueron los que vi en la televisión norteamericana en los primeros viajes que hice. Como los predicadores, que montan un show. Cuando los descubrí, me fascinaron. Me di cuenta de que en mi espacio en C5N puedo informar a la gente y también desarrollar otras de mis actividades e intereses, el stand up.

Muchos años antes de pronosticar el clima, Diego Angeli tuvo un pronóstico indeseable, que jamás hubiera querido tener. Porque antes de la tragedia de Cromañón –en diciembre de 2004, cuando murieron 194 personas– impulsaba un proyecto para prohibir la pirotecnia en los lugares cerrados: “ Yo empezaba a tener serias disidencias con el mundo del rock. Pero no conseguí nada con la iniciativa, al contrario me trajo muchos problemas –recuerda–. Sentí que cuando fue lo de Cromañón también era el fin de mi vida en ese ámbito, hablábamos de música pero no de lo que les pasaba a los pibes. El rock iba derecho a Cromañón y terminó chocando contra eso, no se pudo hacer nada, fue el resumen de la parte estúpida de la idiosincracia del rock”.

Fuente: Clarín