Buenos Aires, 29/03/2024, edición Nº 4153
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Barrios

Lo antiguo y lo moderno se fusionan en Palermo

El barrio supo combinar a lo largo de los años modernidad y edificios clásicos

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(CABA) Palermo es un barrio que ha sabido conjugar lo moderno y lo antiguo. Un claro ejemplo es la casa de Victoria Ocampo, un encastre de cubos despojado. Y si todavía llama la atención, no es difícil imaginar lo que habrá sido a fines de la década de 1920, cuando apareció así, modesta como un detalle, entre los majestuosos palacios del corazón de Buenos Aires, la París latinoamericana.

Para hacerse una idea clara de aquel impacto, bastan unas cuadras. Cerca está el ex Palacio Errázuriz, sobrio y elegante por fuera, lujoso por dentro. Hecho de mármoles, oro, maderas nobles y brocatos. Un pasaje a París, con escalas en la Inglaterra de los Tudor y el art decó catalán. Un lugar ideal para ensayar un contraste con la joya de vanguardia que legó Ocampo.

Claro que la casa de Victoria no fue la única gran innovación entre las mansiones de cuento de la ex avenida Alvear, Libertador desde los años 50, en esta zona de Palermo. Hay otro punto de comparación clave: la sede del Automóvil Club Argentino, racionalista y monumental. Modernos de los ‘40 la vieron como superación de un legado aristocrático “rancio”. Hoy, juntos, este y aquellos edificios se leen como un libro, un libro de clásicos.

Posible recorrido:

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1) Pionera

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Hecha de rectas, blanca y despojada, esta casa es emblema de modernidad, la primera racionalista de la Ciudad, dicen especialistas. Aunque otros expertos advierten que conserva ciertos rasgos academicistas. Fue proyectada por Alejandro Bustillo (1889-1932) en 1928, sobre la base de un proyecto que otra figura clave para el modernismo local, Victoria Ocampo (1890-1979), le pidió al arquitecto suizo Le Corbusier (1887-1965), pope de vanguardia, y en casas que él construyó en Europa.

Ocupa unos 900 m2. “De líneas depuradas, paredes blancas, mobiliario moderno y muy poca decoración, Victoria tuvo que soportar la oposición del vecindario que la acusó de afear el barrio”, recuerdan desde el Proyecto Villa Ocampo, dedicado, con participación de la Unesco y otras entidades, a preservar su legado.

En la década de 1930, la casa se convirtió en la sede de la redacción de la revista Sur, en la que colaboraron Borges y José Ortega y Gasset, Oliverio Girondo y Octavio Paz, entre otras figuras locales e internacionales. Y en 2005 abrió la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes. Está en Rufino Elizalde 2850, Barrio Parque.

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2) Academicismo y flexibilidad

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La escultura “El arquero de San Sebastián” fue creada en bronce por el argentino Alberto Lagos (1885-1960), fiel seguidor del academicismo francés. La hizo en 1925, justamente en París. Y fue exhibida en Buenos Aires, donde la compraría la ex municipalidad, un año después. Mide unos tres metros de alto. Y apenas exige un vistazo atento para atrapar.
3) Maison porteña

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Este edificio, donde hoy funciona el Museo Nacional de Arte Decorativo, fue proyectado en 1911 por el arquitecto francés René Sergent (1865 -1927), autor también de la residencia de los Bosch-Alvear, la mansión Unzué y el palacio Sans Souci en el partido de San Fernando, entre otros. Esta vez creó para el diplomático chileno Matías Errázuriz y su esposa Josefina de Alvear, inspirado, sobre todo, por corrientes francesas. La sobriedad del neoclásico para el exterior y despliegues que evocan, en los salones, rasgos suntuosos de cortes diversas.

Con los planos de Sergent llegados desde París y bajo la dirección de los arquitectos Eduardo Lanús y Pablo Hary, la obra duró seis años. Todos los materiales, salvo la mampostería gruesa, fueron traídos desde Europa, por lo que se demoró en el marco de la Primera Guerra Mundial. Explican en el Museo: “Los revestimientos de madera, espejos, mármoles, carpinterías y molduras llegaron preparados para su directa colocación y para algunas tareas específicas, como la realización de estucos, vinieron artesanos europeos”.

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4) Manzana racionalista

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La ocupa la sede central del Automóvil Club Argentino (1904), proyectada en 1940 por un equipo de arquitectos encabezado por Antonio Vilar. Son 12 pisos que siguen un ritmo “vertical”, bañados en mármol dolomita. Tiene un Museo en la planta baja y el primer piso.

El Ferrari 166 que usó Juan Manuel Fangio en temporadas internacionales del 49 y 50, hoy Fórmula 1, es un homenaje, además de una de las joyas y orgullo de la entidad. De lunes a viernes, de 10 a 17, gratis. En Libertador al 1800. Se entra por el 1850.

5) Area de servicio

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En lo que, se cuenta, era la dependencia para el cochero del palacio Errázuriz, hoy Museo Nacional de Arte Decorativo, reformada con aire francés, funciona un bar y restorán exquisito: Croque Madame.

Los jardines fueron claves en el palacio original, por eso contrataron un equipo de paisajistas, y lo son ahora. Así que incluso en estos días frescos, si el sol es apenas amable, vale la pena salir del local a buscarlo con un café en jarrito ($ 42) entre manos.

El tránsito por Libertador es incesante. Pero el edificio abstrae. Encanta. Y es fácil imaginar un carruaje tirado por caballo, como en un cuento, pasando por ahí, delante del palacio. NT

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