El día que Maradona invitó a la Tota a comer pizza a Pompeya

Faltaban 10 días para que el pibito de Villa Fiorito cumpliera 16 años y su ingreso desde el banco de suplentes conmovió a los que estaban viendo el partido contra Talleres de Córdoba en La Paternal.

Se ha escrito muchísimo sobre los rebotes de aquel histórico debut, pero hay un relato que excede al fútbol y se conecta directamente con la gastronomía porteña.

Cuando el Diez cobró su primer sueldo le dijo a su mamá Doña Tota por sorpresa: “Vamos a comer pizza”.

En el barrio porteño de Nueva Pompeya se sigue hablando de ese pibe de rulos que invitó a su mamá con una grande de muzzarella.

El lugar elegido fue el local de La Rumba en Avenida Sáenz 963, pleno centro comercial de ese barrio del sur de la Ciudad.

Para llegar hasta allí, Diego y Doña Tota cruzaron Puente Alsina desde Villa Fiorito. Poco tiempo después se mudarían a una casa en La Paternal que hoy es museo.

“Me fui a una pizzería de Pompeya y me gasté todo el sueldo con mi vieja. Nos comimos todo y nos tomamos todo”, contó mucho tiempo después Diego cuando recordaba sus inicios.

“En esa época era el peor pago de Argentinos. Cobrábamos viáticos, eso era lo que nos daban. Nos pagaba el sueldo Patiño. Parecíamos Bill Gates y mi vieja parecía la reina Sofía”, recordó alguna feliz, en un estupendo reportaje con el programa Líbero, de TyC Sports.

“¿Y qué querés? De chicos pasábamos hambre en Fiorito. Comíamos carne una vez al mes. El 4, cuando cobraba mi viejo”, rememoró Maradona en esa misma entrevista.

La Rumba sigue abierta en el mismo lugar. Quizás el local tenga más luz y se hayan renovado las mesas. Sin embargo, siempre será conocida por el lugar en el que Diego y Doña Tota festejaron ese primer dinero ganado a puro talento.