Un periodista de Télam agradece a la presidenta

En el Día Mundial del Síndrome de Down, la agencia de noticias oficial Télam publicó hoy una carta muy emotiva de un periodista de su staff, Gastón Gómez, en el que asegura: “un papá especial; tengo una hija con down y soy feliz”. En el último párrafo, Gómez habla de un país que cambió, y sin nombrar a Cristina Kirchner, pero en una clara alusión, dijo que ahora ” hay alguien que se ocupa, que valora la diversidad y que piensa en mi hija.”

El testimonio completo:

Hace algunos meses en una sala de parto recibí a mi hija Olivia, que con sus bellos ojos azules me contó que tenía síndrome de Down y fue un suspiro de preocupación, que segundos después y con ella cerca de mis brazos se transformó en felicidad, en esa misma satisfacción y alegría que uno siente cuando se es padre.
Tuve la dicha de que mis padres me enseñaron de muy niño la palabra solidaridad a través de acciones concretas, pero muchos años después entendí que esos eventos solidarios y las horas compartidas con personas con Down o con chicos huérfanos encerraba una enseñanza mucho mayor, la de la inclusión, la de aprender que todos tenemos capacidades diferentes y que podemos estar integrados en todos los ámbitos.

Hoy desde mi tarea profesional, siempre en la búsqueda de la verdad, advierto la falta de información en los centros asistenciales, educativos y laborales, y al compartir con mi hija sus días me siento en la necesidad de señalar que todos podemos contribuir un poco más, para ser cada día un poco más justos.

Mi pequeña Olivia ya me demostró en tan solo tres meses toda su valentía y su voluntad de ser feliz todos los días cuando se despierta con una sonrisa, cuando me muestra que me necesita y disfruta mi compañía al acariciarme, cuando la miro a los ojos y balbucea y se esfuerza por expresar todos sus sentimientos, todo logrado por la vocación y el amor con que su madre y la hermana mayor la estimulan a diario con juegos y ejercicios.

Además esto se debe a que ella ya forma parte de una pequeña “sociedad”, conformada por sus abuelos, sus tíos, sus primos, y los profesionales que le brindan atención, porque ellos son quienes además de aceptarla tal como es, contribuyen a darle un grupo de pertenencia y la integración necesaria.

Pero tengo la tranquilidad de saber que desde hace algunos años vivimos en un país con más oportunidades, donde las palabras inclusión e igualdad no son valores olvidados, y si bien faltan solucionar algunas cuestiones para alcanzar un ideal en la educación inclusiva y la salida laboral, o en el cumplimiento de algunas leyes, sé que hay alguien que se ocupa, que valora la diversidad y que piensa en mi hija.