Buenos Aires, 19/04/2024, edición Nº 4174
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Opinion

Walter Klix: “A un año del gran día”

Hoy nos encontramos en una Argentina en recuperación y llena de esperanza.

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Escribe Walter Klix (*)

Corría el año 2003, yo tenía 19 años recién cumplidos y por entonces mi única preocupación era que Boca le ganara a River. Recuerdo que mi padre me había anotado para ser fiscal de mesa y por entonces participe por primera vez de una elección política.

Argentina estaba saliendo del pozo, o al menos eso creíamos, y se suponía que había que acompañar con el voto a quien nos había sacado de ese pozo, Duhalde. El entonces presidente llevó de la mano durante toda la campaña política a un tal Néstor Kirchner de la provincia de Santa Cruz, del cual se sabía poco y nada, yo más nada que poco como la mayoría de los argentinos a excepción de mi viejo y un puñado de interesados en ese mundo de la política que era tan lejano y esquivo para mis intereses de aquel entonces.

Llegó el día de la elección y camino al colegio donde mi padre y yo votábamos le pregunte: ¿Pá, estas seguro que hay que votar a Menem? Recuerdo que por entonces nombrar al ex presidente era como decir el peor insulto, pero incluso así lideraba todas las encuestas, y mi viejo fue contundente con su respuesta: “Si hijo, porque sino puede ganar el candidato de Duhalde y ese tipo es un peligro”.

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La RAE define la palabra “peligro” como riesgo o contingencia inminente de que suceda algún mal, por ende, mi padre en aquel entonces se equivocó feo al omitir la palabra “algún”. Como hijo educado fui y voté a Menem y luego vi por televisión en el living de mi casa junto a mi abuelo como Duhalde le ponía la banda celeste y blanca a Néstor, luego de que el riojano decidiera no participar del balotage.

klix

Mi abuelo no conocía a Kirchner, pero estaba feliz de que no hubiera ganado Menem, a pesar de su disgusto por volver a tolerar un gobierno peronista.

Dos años después, en el mismo living junto a mi abuelo veíamos como una tal Cristina Fernández de Kirchner festejaba junto su esposo presidente la aplastante victoria en las legislativas de la provincia de Buenos Aires al derrotar por más de 25 puntos a “Chiche” Duhalde, esposa del ex presidente que pocos meses antes había llevado a la presidencia a Néstor. ¿Que paradoja no?

Pero no eran todas malas en aquel 2005, mi amado Boca Juniors atravesaba su mejor década deportiva de la mano de su presidente Mauricio Macri, quien en su ciudad de residencia era electo Diputado Nacional al ganar las elecciones con amplio margen. Fue entonces que el espanto que me causaban los Kirchner (y eso que transitábamos los mejores años de su gestión, acaso los únicos dos positivos) y el fervor de un bostero feliz gracias a su presidente, es que me hicieron insertarme en el mundo de la política.

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Fueron años agridulces, si bien en la ciudad que era el distrito donde vivía, trabajaba y militaba nos iba bien, y ganábamos elecciones, a nivel nacional el kirchnerismo era imbatible. Aníbal Fernández y Diana Conti hablaban de kirchnerismo por 30 años haciendo alusión a la alternancia en el poder entre marido y mujer.

Promediaba el año 2010, muchos creíamos que estábamos por presenciar el final del kirchnerismo, un año antes el frente Unión Pro encabezado por Francisco De Narváez le había ganado a la dupla Kirchner-Scioli en su bastión electoral como era la provincia de Buenos Aires. Recuerdo que Argentina acababa de ser bailada por Alemania en el mundial de Sudáfrica y yo fui a hacer catarsis con mi abuelo que estaba muy enfermo internado en el hospital Sirio Libanés, pero que juntaba fuerzas para hablar conmigo de fútbol y política. A mi abuelo no le agradaba mucho Macri, pero yo era su nieto y me apoyaba, aparte de que no le gustaban los Kirchner ya que le hacían recordar a Perón.

Parado al costado de la cama le dije “tranquilo abuelo que ya se van” y me puso cara de no estar del todo seguro. Días después mi abuelo se fue, lo lamenté mucho no sólo por todo lo que lo amaba a mi abuelo sino porque no pudo aguantar un año más para ver como se iban los Kirchner y como descendía River. Tal vez el lo sabía y no me quiso desilusionar, pero de más esta aclarar que en el 2011 los Kirchner no se fueron. La muerte de Néstor y el traje de viuda de Cristina en cada aparición pública la hicieron pasar de 28 puntos de intención de voto a ese famoso 54% de octubre del 2011. Los que creíamos haber visto todo jamás sabíamos que estábamos por presenciar los peores 4 años de la gestión kirchnerista con niveles de corrupción jamás vistos, ni siquiera por los más fervientes detractores del menemismo.

En algún momento de mi vida sinceramente creí que los Kirchner no se irían nunca más, no podía entender como más de la mitad de los argentinos veía una realidad tan distinta a la que veía yo, era muy difícil vivir en un país donde opinar distinto era un acto de rebeldía. Perdí amigos, vi romperse familias por la famosa grieta, no me explicaba como una persona tan prepotente y soberbia como Cristina podía seguir manejando los destinos de este país.

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Este breve repaso que hago sobre mis vivencias es para intentar recordar lo difícil y oscuro que fue vivir durante esta última década y lo difícil que fue sacar a esta gente del poder. Hoy se cumple un año de uno de los días más felices de mi vida, políticamente el más feliz sin lugar a dudas. Mauricio entraba al balotage junto a Daniel Scioli, y si bien los números finales de esas elecciones generales le darían la victoria por la mínima al candidato K, la colosal victoria de María Eugenia en la provincia de Buenos Aires (a pesar de lo que informaban Navarro y C5N) no dejaba margen a que finalmente el 22 de noviembre los Kirchner se vayan del poder.

En aquel 2005 me sume a un proyecto político con la intención de aportar algo para mi país y el primer objetivo era sacar a esta gente del poder. Hace un año sentí la satisfacción del deber cumplido, de haber aportado durante muchos años mi granito de arena para que eso pasara, y por suerte pasó.

Hoy nos encontramos en una Argentina en recuperación y llena de esperanza. Fue un año duro y lo seguirá siendo, pero como le digo todos los días a mi equipo, estamos sembrando. Uno no resuelve un problema hasta que no se da cuenta de que lo tiene- Hace un año los argentinos nos dimos cuenta que teníamos un problema y ahora estamos en la etapa de la corrección, decidimos cambiar y eso estamos haciendo.

Feliz 25 de octubre para todos. #Cambiemos

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