Buenos Aires, 28/03/2024, edición Nº 4152
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Curioso

Recorrido por Villa Ortúzar, el rincón porteño donde siempre parece domingo

El Ente de Turismo porteño este sábado organiza una visita gratuita por íconos de este barrio rico en historias.

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Escribe Judith Savloff

(CABA) Fue parte de “la región feliz de las frescas sandías” a la que los alumnos del Nacional Buenos Aires organizaban “razzias” a mediados del siglo XIX, cuando pasaban vacaciones en Chacarita, como cuenta Miguel Cané en Juvenilia.

Y fue también escenario del poema de Borges Último sol en Villa Ortúzar (1925). “Tarde como de Juicio Final./ La calle es como una herida abierta en el cielo./ Yo no sé si fue un Ángel o un ocaso la claridad que ardió en la hondura”…

Es más: por el caserón de Tronador 1746, con un jardín de casi mil m2, Borges pasó a buscar a Norah Lange el 6 de noviembre de 1926 para llevarla a una fiesta para Ricardo Güiraldes en la Sociedad Rural por su libro Don Segundo Sombra. A lo mejor esa vez pensaba animarse y declarársele. Pero en la reunión la escritora (20) conoció a Oliverio Girondo (35), su gran amor.

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Borges volvería a la casa de Tronador, escenario de otros romances –con Concepción Guerrero, “la de las trencitas negras” – y de tertulias entre artistas vanguardistas. Ésas en las que el Xul Solar andaba “traduciendo a 32 idiomas esmerados infiernos a gusto del consumidor” -como contó Lange- y Girondo habrá recordado quizás que lo habían expulsado de un colegio en Francia por tirarle con un tintero a un profesor que hablaba de los antropófagos de “Buenos Aires, la capital de Brasil”.

Villa Ortúzar es así de rico en historias. La suya dice que Santiago Francisco de Ortúzar, vasco, compró la chacra 38 a Santos Murguera en 1862. “Rosas no le cedió ningún terreno, como se dijo. Y dado que la adquisición fue un 26 de abril, ése es el día del barrio”, señala a Clarín Ángela Ciocca Ortúzar, presidente de la Junta de Estudios Históricos local y sobrina tataranieta de Don Santiago.

“Él tenía un palomar, cierto. Por eso, a la zona se la conoció como el palomar de Ortúzar. Pero no hay documentación con detalles sobre eso ni sobre por qué murió soltero, por ejemplo, algo infrecuente en su época”, agrega.

Sí está claro que Don Ortúzar trazó calles y plantó eucaliptos, loteó en 1874 y donó terrenos para la escuela General Hacha. “Y que fueron los propios pobladores quienes bautizaron al lugar Villa Ortúzar”, apunta.

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“Donde existió el palomar, está la plaza 25 de Agosto”, indica Javier Cortese, guía del Ente de Turismo porteño, que este sábado organiza una visita gratuita por íconos del barrio.

Entre ellos, el retoño de un árbol de Artigas en esa plaza; un vistazo a la casa de enfrente (14 de Julio 1111), donde el maestro del tango Osvaldo Pugliese tuvo a su hija Beba; la iglesia San Roque (1908), en cuyo colegio estudió el músico Gustavo Cerati y donde cada 29 de abril, Día del Animal, se bendicen las mascotas (este sábado a las 11 y 18 por Charlone 1866)-, y la ortodoxa siriana, única en la Ciudad donde se enseña arameo.

A comienzos del siglo XX, se instalaron fábricas en la zona. La textil Sudamtex, la de plumas Everton, entre otras. Pero cerraron hace rato.
Para algunos, el barrio quedó “dividido” por Avenida de los Incas: coqueto hacia Belgrano, modesto para Chacarita. La llegada del subte en 2003 lo conectó mejor. Sin embargo, algún vecino escribió que los “malevos que ladran de melancolía frente a los incendiados crepúsculos”, descriptos por Leopoldo Marechal en la novela Adán Buenosayres (1948), existen todavía. Otros recalcan que aún toman mate en la vereda. Es decir, el orgullo por el ritmo amigable, tranquilo, de este rincón porteño. Eso de que casi siempre parece domingo en Villa Ortúzar, como ahora.

La visita del Ente de Turismo porteño, Historia del Palomar, sale este sábado a las 15 de Charlone y 14 de Julio, Villa Ortúzar. No hay que anotarse antes pero conviene llegar con diez minutos de anticipación. Si llueve, se suspende.

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Posible recorrido:
1) Un templo, Cerati y las mascotas. La parroquia San Roque fue inaugurada en 1908. La diseñaron los arquitectos María y Juan Negri en estilo neorrománico. Y encanta con sus vitrales. En Plaza 1160.

Allí, cada 29 de abril, Día del Animal, se realiza una bendición de mascotas. Este sábado será a las 11 y a las 18, por Charlone 1866. 0jo: los perros deben ir con correas y bozal, si hace falta.

Además, desde 1962, funciona en San Roque un colegio, al que asistió Gustavo Cerati, el líder de Soda Stereo.

2) Horno porteño, pan francés. Bruno Gillot y Olivier Hanocq llegaron desde París a Capital por motivos diversos. Pero cuando encontraron, en esta casona de Roseti 1769, un horno a leña centenario, de una vieja panadería, decidieron abrir L’Epi (La espiga). Fue en 2005 y desde entonces ofrecen delicias artesanales a hoteles, restaurantes y al público. El local transporta a Francia y los productos, también. El pan de campo es estelar. Pero baguette parisino ($ 25), croissant au chocolat ($16) y mini brioches ($12) valen la pena también.

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Por TV: El programa Boulangerie con Bruno y Olivier, de El Gourmet, se grabó en este local. Con el horno de fondo, lógico.

3) En arameo. Esta es la parroquia de San Efrén, inaugurada en 1936. Pertenece a la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía, que nació con la cristiandad. Los primeros fieles llegaron al país en el siglo XX, perseguidos por su fe, y fundaron la catedral en La Plata. En este templo, la misa puede ser en español y también en arameo, “el idioma de Jesús”, dice a Clarín el arzobispo Crisóstomo Juan Gassali . En 2015, él decidió abrir en esta sede un centro para aprender esa lengua, al que suelen concurrir, sobre todo, estudiosos de la biblia, explica. En Tronador 1067. Para mayor información, su página web.

Según la Arquidiócesis de Argentina de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía, hoy suman alrededor de tres millones de seguidores. La mayoría reside en India y el resto, principalmente, en Siria, Líbano, Irak, Jordania, Turquía, Egipto, Europa, Norte América, Sudamérica y Australia.

4) Retoño. Este ejemplar de Ibirá Pitá es un retoño del árbol que José Gervasio Artigas (1764-1850) plantó durante su exilio en Asunción de Paraguay. Está en la plaza 25 de agosto y no es casualidad. La plaza se llama así porque ese día de 1825 lo que sería Uruguay se declaró independiente del Imperio de Brasil y se unió a las Provincias del Río de la Plata. En Charlone, 14 de Julio, Heredia y Giribone. NR 
Fuente: Clarín

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