Buenos Aires, 28/03/2024, edición Nº 4152
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La Villa 31 de Retiro es un nuevo espacio para la formación sacerdotal

Habilitada por Bergoglio en 2011, está integrada al seminario metropolitano donde acceden jóvenes de villas porteñas y del GBA

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(CABA) “Dios también llama en las villas y lugares pobres. Por eso, los curas villeros queríamos darle lugar a las vocaciones que provenían de “la popular”, los barrios pobres de Capital Federal y el Gran Buenos Aires para que se pudieran formar para ser sacerdotes”, dice el padre Guillermo Torre, párroco desde hace 17 años en la Villa 31. Torre vive en la parroquia que aloja los restos del padre Carlos Mugica y es director Casa Vocacional San Juan Bosco que, desde 2001, empezó a formar a seminaristas con un curso introductorio. Luego de un año de estudio en la Villa 31 y de trabajos pastorales, prosiguen en el seminario metropolitano de Villa Devoto. En los años precedentes, ingresaron cinco. Uno de ellos, paraguayo de la Villa 21 de Barracas, ya está en la mitad de sus estudios. “Este año ingresarán a la Casa Vocacional tres: uno de la villa 15, Ciudad Oculta, y otros dos de San Justo y San Martín, que fueron enviados por obispos de esas diócesis. También nos envían curas de otras villas, los vamos conociendo, ellos van viendo cómo es la vida del cura, de la parroquia y se va dando cuenta si tiene la vocación. Facilita el discernimiento. Nosotros lo ayudamos a afianzar sus propias raíces. Acá no va a perder su cultura popular, la va a fortalecer”, dice Torre.

Al inicio, en el 2011, la posibilidad de una puerta de acceso desde las villas porteñas y del Gran Buenos Aires al seminario de la Arquidiócesis más importante del país generó cierta perplejidad en sacerdotes de las parroquias porteñas y fue debatido en el Consejo Presbiteral, el órgano consultivo del arzobispo. En el clero algunos cuestionaron que el Seminario metropolitano se abriera a aquellos que tuvieran inquietudes sociales más que teológicas e intelectuales, y que iniciaran su camino a la vida consagrada con la sola intención de trabajar por los pobres desde la Iglesia. Pero luego, el entonces cardenal Jorge Bergoglio, para despejar las dudas, aseguró que no habría dos seminarios ni un seminario de formación de “curas villeros”, sino una Casa Vocacional, integrada al Seminario de Buenos Aires, que pudiera incorporar a jóvenes de realidades sociales más humildes, que le daría más riqueza a la Iglesia. El aporte desde la Villa 31 al seminario con tres estudiantes, más los doce que ingresarán desde la sede de Villa Devoto, expresan la crisis en la vocación sacerdotal. El padre Torre recuerda las diferencias con otros años. “En 1986 ingresamos 31 y nos ordenábamos alrededor de 20 sacerdotes por año. En esa época había un auge. Ahora se ordenan tres o cinco. Las vocaciones se alientan por testimonio de vida. Más que la palabra, vale que se vea el testimonio. Francisco, lo que dice lo hace. Muchas cosas concretas. Dice misericordia y va a la cárcel. Quizá no logre un renacer vocacional de inmediato, pero sí que la gente regrese a una iglesia que tiene que incluir a todos”. NT

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