Buenos Aires, 28/03/2024, edición Nº 4152
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La vieja sede de la Biblioteca Nacional en grave deterioro

El edificio de la calle México, necesita una gran inversión para su restauración

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(CABA) La primera sede de la Biblioteca Pública, en 1810, era un departamento en la Manzana de las Luces. Pero a finales del siglo XIX llegó al país el italiano Carlos Morra, cuyo proyecto más ambicioso fue este edificio, que se hizo pensando en la Lotería Nacional. Cuando estaba ya a punto de ser inaugurado, el director de la Biblioteca Nacional en aquellos años, Paul Groussac, dio un golpe maestro. Le envió una carta al presidente Julio A. Roca, donde le decía que un país que destinaba un edificio de ese talante a la lotería y que tenía los libros arrumbados, estaba signando el destino de esa nación. El presidente recapacitó y el edificio flamante pasó a ser la Biblioteca Nacional en 1901.

Jorge L. Borges ofició ahí como director entre 1955 y 1973. Y sin embargo, el lugar empezó a quedar chico. En 1960 se mandó a concursar el proyecto de una nueva Biblioteca, y ganó Clorindo Testa. Fue inaugurada en 1992.

 

¿Qué pasó desde entonces con el antiguo edificio? Hacia fines de los 90, quisieron venderlo pero hubo una movilización muy grande de los trabajadores; lo abrieron al público y se declaró Patrimonio Nacional. A partir de entonces se le destinó poco dinero. Durante un tiempo estuvo vacío y eso aceleró los problemas estructurales. Luego empezaron a funcionar ahí las entidades y elencos que ya mencionamos. Se acondicionaron entonces algunas salas para que se pudiera ensayar ballet. Recorriendo los pasillos y las salas se ve un piano por aquí, una escenografía por allá, y bibliotecas vacías hasta el techo en la sala principal, que está muy deteriorada; una enorme tela, a modo de media sombra, cuelga del techo para evitar que la caída de mampostería golpee el piso. Los pisos requieren un profundo pulido y las paredes deben ser restauradas, entre otras inversiones de conservación patrimonial.
En ese estado estaban las cosas hasta que en 2015 salió el proyecto de restitución. La resolución 7266 del Ministerio precisa que “la administración y la conservación se encontrará a cargo del Ministerio de Cultura excepto el primer piso cuyo mantenimiento y conservación corresponderá la Biblioteca Nacional”. Por lo pronto, se dejó trabajando a un grupo de restauradores que están haciendo un primer acondicionamiento general. Pero el edificio, entonces, se convirtió en un ámbito en disputa, porque al momento no hay otro edificio estatal con las condiciones adecuadas para los ballets. Nunca hubo propuestas de otro lugar para los cuerpos de baile, que no se pueden trasladar hasta no contar con un sitio con las condiciones necesarias para recibirlos. Belén Di Croche, delegada de ATE, considera que dado que ya se llevó adelante la devolución del primer piso a la Biblioteca Nacional –y más allá de que no acuerda con la forma en que las autoridades realizaron dicha restitución–, estima que el cambio puede resultar provechoso para el cuidado del legado de Borges en particular y del edificio en general, siempre que se respeten las actividades culturales que se realizan en el resto de la sede.

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Queda en la decisión del director entrante de la Biblioteca, Alberto Manguel, continuar con esta incipiente restitución. También dependerá de la nueva administración del Ministerio inyectarle más recursos y respetar las áreas de acción de cada uno de los implicados, para volver a poner en valor un edificio icónico y de gran belleza.

El emblemático edificio es un territorio conflictivo y en mal estado. Allí funcionan una serie de compañías, como la Nacional de Danza Contemporánea, el Ballet Folklórico Nacional, el Ballet Contemporáneo, la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, el Instituto Nacional de Musicología y el Centro Nacional de la Música: ninguno de esos cuerpos artísticos tiene otro espacio donde desarrollar sus actividades. La intención de la ex ministra Teresa Parodi era levantar aquí un Anexo Sur Borges Groussac. De hecho, al conocerse la designación de Alberto Manguel como su sucesor, el ex director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, se apresuró a recordarle la necesidad de reconstruir la sede “donde están las viejas estanterías de Borges y Groussac”. El edificio necesita una inversión masiva y, entretanto, mucho acervo de Borges se ha perdido. NT

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