Buenos Aires, 19/04/2024, edición Nº 4174
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Cultura

El presente del pasado, fotomontaje de la dictadura y la actualidad

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El presente del pasado

(CABA) De un lado, tres hombres con las manos apoyadas contra la pared, apuntados por un fusil militar, en blanco y negro. Del otro, la continuación de la calle desierta, en colores. De un lado, una tropilla de milicos –también en blanco y negro– atraviesa la fachada de la Catedral persiguiendo enemigos invisibles. Del otro, un grupo de jóvenes camina en dirección contraria. Unos policías forcejean para separar a unos muchachos que parecen estar protegiéndose entre sí, como una masa compacta. Mientras tanto, la gente pasa sin ver.

La serie de fotografías de Natalia Calabrese El presente del pasado está construida a partir de fotomontajes. Estos reúnen en una misma imagen situaciones del pasado con esos lugares tal como se ven actualmente. La Plaza de Mayo, los ferrocarriles, las calles del centro se transforman en locaciones con una historia oscura que sigue palpitando bajo el cemento: la historia de la represión pero también, la indiferencia o el silencio asustado (incluso, como vienen demostrando los juicios a represores, la complicidad) de la sociedad civil por esos días.

“Mi idea fue investigar qué pasaba en lo cotidiano durante la dictadura. Y también me pregunto si esos horrores serían posibles hoy. Porque si bien se hicieron grandes avances en materia de Derechos Humanos, también me tocó fotografiar a caceroleros en 2013 pidiendo que terminara ‘la dictadura K’. ¿Sabía esa gente de qué hablaba? ¿Cuántos fantasmas de lo que sucedió quedan disueltos en el presente?”, se pregunta con lucidez implacable Natalia, de 28 años, durante una entrevista con Tiempo Argentino en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Allí se exhibe esta muestra, preseleccionada en la categoría Fotografía en el concurso que el propio Centro Cultural Conti organizó en 2013. El presente del pasado se puede visitar hasta fines de marzo en Av. del Libertador 8151, con entrada libre y gratuita.

“Hace más o menos dos años vi una serie de fotos por Internet de la Segunda Guerra Mundial, sin autor, que consistían en montajes entre imágenes de aquella época y otras actuales, en el mismo lugar –cuenta esta fotógrafa–. Se me ocurrió que también podía ser un modo de hablar de la dictadura, un tema que me interesaba pero que no sabía cómo abordar.” La decisión, finalmente, fue meterse con el espinoso asunto de qué pasaba con lo cotidiano mientras el país se había convertido en una maquinaria del horror. “Supongo que a pesar de todo debería mantenerse cierta normalidad, la gente debía llevar a sus hijos al colegio, salir a sus trabajos. Cada vez que pregunté a una persona mayor me encontré con respuestas como ‘yo no sabía nada’ o ‘era imposible saber’. Hasta ahora no tuve otras respuestas”, continúa.

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A partir de esta inquietud, se acercó al Archivo General de la Nación. Durante meses Natalia miró fotos de la época. “En algunas se veía a las Madres. Otra que me llamó la atención es una de las fotos que con tanta valentía Víctor Basterra logró sacar de aquí en cautiverio, de este lugar donde estamos charlando vos y yo, que luego se utilizó como prueba en el juicio a las Juntas. Finalmente, esas fotos no quedaron en este trabajo pero me sirvieron para ver lo difícil que fue denunciar lo que pasaba y aun así, las Madres y algunos militantes lo hicieron, aunque estuviera en peligro su vida”, continúa la fotógrafa durante la entrevista, que se hace en la ex ESMA.

Tras observar muchas imágenes, decidió qué hacer: pondría en diálogo el pasado y el presente utilizando como escenario el espacio público y la vida cotidiana. También indagaría esas tensiones que disuelven el tiempo, que lo sitúan en una zona de fronteras imprecisas. En ese tránsito, recordó una frase de la filósofa María Inés Mudrovic, que más tarde la ayudaría encontrar el soporte conceptual de los fotomontajes: “La diferencia entre pasado y presente, que necesariamente instaura la conciencia histórica, nada tiene que ver con la lógica de la presencia y la ausencia. Es decir, en pensar el pasado como lo ausente que se hace presente en el discurso histórico. La relación ausencia-presencia es de oposición, contradicción; la relación pasado-presente es de integración: tengo un presente en tanto tengo un pasado y tengo un pasado desde un presente que anticipa un futuro.

El presente del pasado1

Natalia volvió al Archivo con una premisa clara: buscar fotos de operativos militares en la vía pública, a plena luz del día, en lugares que pudieran resultar conocidos para volver a ellos y fotografiarlos, tal como se ven en la actualidad. Luego se dedicó a ensamblar las imágenes de ayer y las de ahora. Como señala en el texto del catálogo, “este ensayo fotográfico, recupera y trae a la actualidad distintas imágenes del pasado reciente que forman parte de la colección del Archivo General de la Nación para reflexionar sobre el papel de la sociedad argentina durante la última dictadura”. Allí también la fotógrafa escribe: “Si bien la democracia no se ha interrumpido desde 1983, 30 años después, todavía persiste en el imaginario de nuestra sociedad la ‘solución’ militar como un fantasma que siempre amenaza con volver a hacerse presente (…) La historia nos muestra que ningún golpe de Estado es posible sin algún tipo de apoyo civil. Las fotografías de archivo, tomadas por diferentes fotógrafos en distintos años, expresan de distintas maneras este consenso tácito, puesto que muestran procedimientos militares y secuestros realizados frente a testigos en plena vía pública.

Natalia está preparando su tesina de grado sobre fotografías de la dictadura en manuales escolares para la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UBA. Dice que en términos fotográficos, le interesa el trabajo de colectivos como M.A.F.I.A. o Sub. “Como a ellos, a mí también me atrae tomar fotos en la calle, al calor de los hechos pero buscando a la vez una línea sutil que pueda crear nuevas capas de lectura.” De manera paralela, trabaja como freelance. Cuenta que en 2013 tomó fotos de gente que salió a cacerolear “y a hablar del presente como una dictadura, lo que da la pauta de lo mucho que se puede banalizar una palabra”.

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También armó un ensayo fotográfico con sobrevivientes de Cromañón, que incluye pequeños textos donde cada uno de estos jóvenes explica (o confronta) lo que significa vivir con heridas permanentes de una tragedia que es a la vez una marca identitaria difícil de asumir. “Yo no fui a ese recital pero seguía a la banda y me siento identificada generacionalmente con esto que ocurrió hace diez años. También en esa serie me interesó mostrar cómo el pasado deja su huella en el presente”, dice. Y observa: “A veces una no termina de entender por qué le interesan ciertas cosas que aparecen una y otra vez en tu trabajo. Pero ahí están.” 

Dónde y cuándo
La muestra fotográfica El presente del pasado, de Natalia Calabrese, puede ser visitada en el Centro Cultural por la Memoria Haroldo Conti (Av. del Libertador 8151) de martes a viernes de 12 a 21; sábados, domingos y feriados de 11 a 21. La entrada es libre y gratuita.

Fuente: Tiempo Argentino

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