Buenos Aires, 16/04/2024, edición Nº 4171
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Depósitos colapsados: autos secuestrados en las comisarías entorpecen el tránsito y contaminan

Según el Gobierno porteño, suman 700 de 5.200 que son parte de juicios. Destartalados, quemados y oxidados, ocupan calles e incluso veredas.

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(CABA) Reposan destartalados, abollados, tapados de tierra e incluso casi nuevos. Muchos vehículos secuestrados que están a disposición del Poder Judicial y bajo guarda de la Policía ocupan permanentemente lugares de estacionamiento, entorpecen el tránsito y contaminan el medio ambiente, ya que debajo de ellos se acumula basura.

Según fuentes del Gobierno porteño, en la Ciudad de Buenos Aires hay 5.200 vehículos judicializados, de los cuales 700 ocupan espacio en las calles de las comisarías porteñas. Los otros 4.500 fueron trasladados a diferentes depósitos.

En una recorrida, Clarín comprobó que varias comisarías están abarrotadas de vehículos incautados. En algunos casos se forman filas de autos que cubren toda una cuadra. En otras hay rodados que se encuentran completamente oxidados o incendiados y hasta se adueñan de las veredas y las rampas.

Durante la recorrida, el diario pudo constatar que en varias seccionales hay camionetas, utilitarios y hasta colectivos aguardando sentencia.
Es que los depósitos judiciales, donde los autos esperan volver con sus dueños, ser rematados o bien terminar compactados, están colapsados.

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Los vehículos no se pueden retirar hasta recibir una autorización de la Justicia. Según explicaron fuentes del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño a Clarín, “el juzgado que lleva una causa, sobre todo en choques o asaltos, pide preservar el auto como elemento de prueba y es por eso que muchas veces el vehículo es presa de la lentitud del proceso”. Y agregó: “Esa situación termina generando un perjuicio para el vecino y sobre todo un riesgo para el medio ambiente, ya que los autos detenidos (en especial los chocados) tienen pérdidas de fluidos”.

La Comisaría 44, ubicada en Porcel de Peralta al 700, en el barrio de Villa Real, es una de las que más quejas vecinales ocasiona. Hay más de 30 autos secuestrados y abandonados en las calles cercanas.

“Acá siempre hay muchos coches secuestrados, pero la verdad es que antes era peor: ocupaban todos los espacios para estacionar alrededor de la plaza Paseo de Versalles”, indicó Marina Di Giampietro, de 48 años, mientras paseaba a sus dos perros.

“Aunque lo que más nos molesta como vecinos es ver cómo los policías los estacionan en las rampas para discapacitados y cochecitos de bebés”, agregó.

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Allí algunos de los rodados en mal estado tienen piezas de la carrocería sueltas y oxidadas que llegan a ocupar parte de las veredas de la zona y se transforman en un riesgo para los peatones.

La sobrepoblación de estos vehículos en la vía pública también genera basura, que se acumula debajo y es muy difícil de limpiar.
Así, pronto, los autos se convierten en grandes basureros que generan desechos, olores y posibles focos infecciosos para los habitantes del lugar.

El cementerio de coches dificulta el paso de peatones, ciclistas y automovilistas.

En la calle Chivilcoy al 400, a metros de la entrada de la Comisaría 43, en Floresta, hay autos sin ruedas, con vidrios o estructuras rotas, algunos incendiados y otros completamente oxidados.

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Allí también descansa un colectivo, no usado como de línea, que se encuentra judicializado luego de que su conductor atropelló a un chico que circulaba en bicicleta, comentó la vecina María Fuentes a Clarín. “Mientras hay que esperar el resultado del juicio, que puede llevar años, el colectivo seguirá acá. No sabemos si de noche duerme gente adentro. Al ser tan grande hasta se podría convertir en un albergue para personas en situación de calle”, advirtió Fuentes, preocupada.

En Monserrat, los vecinos también se quejan del entorpecimiento que genera la multitud de rodados. Una cuadra antes de llegar a la Comisaría 2, ubicada en Perú al 1000, dos camionetas de doble cabina secuestradas se amontonan a mitad de cuadra y ocupan una mano de la estrecha calle, donde además pasan tres líneas de colectivos, lo que supone una dificultad mayor a la hora de circular.

Allí no sólo ocupan espacio sobre las calles los autos secuestrados: también sucede con los patrulleros estacionados y los vehículos particulares de los oficiales.

De esa manera, se dificulta aún más el tránsito, en especial durante los horarios de la mañana y la tarde, cuando más personas llegan y salen del trabajo.

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“Prefiero evitar la zona de la Comisaría, porque los autos que dejan tirados durante meses me generan inseguridad. En general, la zona de ellos alrededor comienza a ser descuidada, los árboles no se podan, y las veredas y calles que están rotas no se arreglan”, resumió Mariana, de 35 años, mientras volvía a su casa, evitando la zona de la Comisaría 4, en Zavaleta al 400. NR


Fuente: Clarín

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