Buenos Aires, 28/03/2024, edición Nº 4152
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Cuestionan la pintura usada para proteger estatuas porteñas

El gobierno usó una capa de grafito para preservar monumentos, pero algunos expertos consideran que altera el color original.

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(CABA) las mejores esculturas de la Argentina, la del Brigadier Carlos María de Alvear del francés Antoine Bourdelle, está pintada de negro. La obra de Recoleta, que según el artista es la mejor de su producción, luce una nueva pátina de grafito oscura que contrasta con el cielo azul. El mismo color oscuro tienen las figuras de La Victoria, La Fuerza, La Libertad y La Elocuencia que circundan al patriota montado a caballo atrás del Palais de Glace.

La intervención sobre el conjunto escultórico, traído del Musee Bourdelle de París, tiene como objetivo disimular los grafitis y ataques vandálicos a los que está permanentemente sometido.

Lo mismo sucede con el ahora ennegrecido General Urquiza de Rocha y Baldi, en Figueroa Alcorta y Sarmiento, y con el Simón Bolívar de José Fioravanti, en Parque Rivadavia. Muchas esculturas de los patriotas están teñidas de negro, hecho que “les da dureza e uniformidad” dicen los detractores, quienes encendieron una polémica con el gobierno de la ciudad, a cargo de las restauraciones.

Por un lado están la Academia Nacional de Bellas Artes y los expertos de Monumentos y Obras de la ciudad (MOA), para lo que este método es el correcto para cubrir vandalismos. Bronceros especializados y ONG, sin embargo, prefieren el color característico de la pátina natural del bronce desgastado.

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grafito monumento

Los monumentos no se pintan. La escultura en bronce es generosa por las posibilidades de color que da su oxidación. Es el artista el que decide la pátina eligiendo los ácidos con los que se trata la escultura. En Europa se les hace un permanente servicio de mantenimiento. Un trabajo de restauración lleva una semana, pero si pinto y tapo la mancha, son dos días“, asegura Ricardo Buchhass, cuarta generación de fundidores de bronce, quienes tuvieron a cargo el Monumento a la Bandera rosarino y al General San Martín ubicado en la plaza que lleva su nombre, entre muchas otras esculturas de artistas emblemáticos.

Por su parte, los vecinos de Fundación Ciudad elevaron un pedido de informe a las autoridades respecto del método consistente en primero hidrolavar y luego, aplicar grafito: “El gobierno nos escuchó y nos recibió muy bien. Igual seguimos preocupados con lo que le pasó al monumento a Alvear“, asegura Mora Arauz en sintonía con el Centro de Restauraciones de Roma, que indica que no se deben utilizar este tipo de máquinas ya que “son discontinuas y crean presión sobre el metal pudiendo causar daños“.

Desde parque Lezama, Graciela Fernández, de la Asociación Civil El Mirador, asegura que en el barrio de Congresobañaron de negro a El Pensador, de Auguste Rodin. Fue después de una manifestación en la que le echaron un balde de pintura roja a través de las rejas. Es una de las esculturas más valiosas del país ya que hay sólo veinte semejantes en el mundo. Antes de pintarlo de negro deberían haber consultado“.

Del otro lado, entre quienes defienden la técnica está la Academia Nacional de Bellas Artes (ANBA). “No hubo ni hay nada objetable en la práctica realizada. El grafito es inerte y no actúa en desmedro del metal que recubre“, consigna la carta enviada al arquitecto Germán Carvajal, miembro de Basta de Demoler, que en abril pasado pidió una opinión sobre el particular.

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Según el presidente de la academia, el arquitecto Ricardo Blanco, el método es reversible y la cantidad de grafito aplicado “depende de una cuestión meramente estética“.

Lo cierto es que el sistema avalado por la ANBA es el que sigue el MOA en un “Sanatorio de Estatuas” ubicado a metros del Jardín Japonés. Allí restauran más de 100 obras de arte vandalizadas por año con un presupuesto de cinco millones de pesos.

En seis meses repararon 23 monumentos, 21 jarrones, 7 bustos, 13 grupos escultóricos, 17 placas, 6 relieves, 6 esculturas, 24 escudos, 4 estatuas y 10 mástiles. El trabajo del equipo es totalmente artesanal: replicar una placa recordatoria lleva diez días y un busto dos meses, restaurar una escultura un año y rehacer los 28 escudos de los cantones suizos son seis meses de trabajo.

Fuente: Virginia Mejía en La Nación.

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