Buenos Aires, 28/03/2024, edición Nº 4152
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Sociedad

Cómo es el perfil del nuevo Dandy

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Te presentamos al nuevo Dandy. Traje a medida, barba cerrada, un gin tonic en la mano y algunos detalles más.

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(CABA) ¿Quién es el nuevo Dandy porteño? Una trayectoria profesional impecable, ser amo de casa, amante y padre a la vez: del hombre posmoderno se espera que cumpla simultáneamente varios papeles muy diferentes. Todo ello genera cierta inseguridad. Quizás esto explique el deseo de saber cómo actuar correctamente con una discreción encantadora. En la moda, esta necesidad se refleja en el renacimiento de la cultura del gentleman, porque un auténtico caballero sabe cómo llevar las riendas de su propia vida.
“Existe una tendencia a resucitar la figura del gentleman”, dice la modista Astrid Werle. “Son justamente los hombres de alrededor de 30 años que están en los inicios de su vida profesional los que quieren comprar trajes a medida”. El estilista Bernhard Roetzel explica que el estilo se está interpretando de manera moderna fundamentalmente con la elección de una talla que se ajuste más al cuerpo. Y los hombres también están vistiendo nuevamente trajes cruzados, dice Astrid Werle. “Un traje totalmente clásico, pero con un corte juvenil, no como el traje típico del abuelo”.
Incluso el hombre de la calle que sigue la moda, que nunca ha asistido a una conferencia sobre derecho o nunca ha estado en un centro de evaluación, opta por la moda masculina clásica. “Existe un renacimiento de lo dandi con pajarita, pañuelo de adorno, gemelos y trajes de corte elegante”, dice el bloguero en temas de moda David Kurt Karl Roth, de la página Dandy Diaries. Se combinan varios estilos para evitar un look uniforme conservador.
“El resultado nunca debe ser el look de un tipo aburguesado“, explica Roetzel. “La tela para forros puede tener diseños atrevidos, como chicas de calendario, ¿por qué no?”, dice Astrid Werle. Y telas Paisley multicolores o un cuello de camisa de un color chillón. “La camisa muchas veces se lleva cerrada hasta el cuello y sin corbata para que el aspecto no sea conservador y demasiado clásico”.
Sin embargo, ningún hombre debe regresar con su moda al pasado. Por esto, es necesaria una mezcla de estilos. La moda clásica pura es aburrida, dice Roetzel. “Te da fácilmente el aspecto de un estudiante conservador tradicionalista con chaqueta Barbour”. Lo importante es siempre marcar una ruptura, “para que la gente no sospeche que uno se identifique con el estilo conservador”.
Para romper tal look conservador puede servir una barba desaliñada. “Y para las horas libres ¿por qué no ponerse un saco gallardo con un pantalón de algodón y sneakers?”, dice Werle. “El traje se puede combinar con sandalias, una gorra de béisbol con la camisa abotonada y un abrigo que llega hasta el suelo con tenis”, dice por su parte Roth.
El nuevo gentleman no quiere de ninguna manera que se le confunda con arribistas trajeados sin carácter. “Uno quiere estar por encima de esa masa de oficinistas grises. Por esto, uno puede permitirse llevar calcetines multicolores con el traje”, dice Roetzel al explicar cuál es el mensaje de este look. Astrid Werle interpreta esta tendencia como una expresión del afán de aparecer como una persona buena, genuina y auténtica, lo que se manifiesta en una moda muy íntegra.
Según Roetzel, esta tendencia va más allá de la moda. “Va acompañada de ciertos rituales o ciertas bebidas: el gin tonic como ritual, pero también la presentación de un aspecto pulcro y el culto a los puros“. Hasta cierto punto, todo esto también es una imitación del estilo de vida de la clase alta. “Uno quiere presentarse como un hombre alegre y divertido, pero sin la pretensión de tener mucha profundidad. Lo que se exhibe es un estilo algo deportivo sin ser forzado“, explica Roetzel.
Por supuesto que este estilo implica el peligro de que uno parezca extravagante. “En la gente joven el pose de gentleman es muchas veces un poco ridículo, sobre todo cuando sólo se trata de algo adquirido”, dice Roetzel. “Si uno nunca ha estado en Inglaterra, ese look parece un poco artificial”. Astrid Werle, por su parte, advierte que uno debe evitar vestirse con demasiada elegancia en situaciones equivocadas, por ejemplo frente al jefe en el trabajo. La moda en sí todavía no convierte a un hombre en un gentleman.

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